Más que bendecidos. Parte 3
2024-01-30
1. Oración inicial
«Gracias Espíritu Santo por vivir en mí, tú eres mi garantía de que le pertenezco a Dios y de que recibiré todas sus promesas. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”, Efesios 1:13-14
3. Reflexiona
En esta porción del texto que encontramos en el libro de los Efesios, el apóstol Pablo después de enseñar de forma magistral sobre la obra de Dios Padre y la obra de Dios Hijo, nos habla acerca de la obra de Dios Espíritu Santo.
Como habíamos visto en devocionales previos, Dios Padre diseñó el plan de nuestra salvación, escogiéndonos como sus hijos y dándonos un futuro lleno de esperanza; Dios Hijo realizó este plan de salvación muriendo en una cruz por nosotros y como veremos hoy es Dios Espíritu Santo quien sella esta promesa diseñada por el Padre y realizada por el Hijo, la lleva a cabo en nuestra vida y Él mismo es la garantía de nuestra herencia aquí en la tierra y luego en la eternidad.
El Espíritu Santo siempre ha estado presente, la Biblia nos habla claramente de Dios como tres personas distintas pero un solo Dios verdadero: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En el antiguo testamento el Espíritu Santo era quien facultaba a los profetas con entendimiento para guiar al pueblo escogido, sin embargo aún no estaba derramado. El libro de Joel advertía que era una promesa que debería cumplirse en el tiempo señalado: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne” (Joel 2: 28a), promesa que solo se hizo posible después de la muerte, resurrección y ascensión de Dios Hijo y que se relata en Hechos 2: 4a “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo” Promesa de la cual todos los creyentes en Cristo somos hechos partícipes. El Espíritu Santo nos sella como señal de autenticidad (para que nosotros y todos los demás sepan que somos hijos de Dios), de pertenencia a Dios y protección contra el enemigo.
El sello del Espíritu Santo solo es posible por medio de la fe en Jesucristo “habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de nuestra salvación y habiendo creído en él” y significa que vive en nosotros (dentro de nuestro corazón), siendo al mismo tiempo la garantía que todas las promesas de Dios nos serán entregadas y todo esto para “alabanza de la gloria de su gracia” (Efesios 1: 6a). El Espíritu Santo es quien hace posible en nosotros que vivamos una vida en santidad y que podamos heredar todas las bendiciones de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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