Desaprender para aprender. Parte 2
2024-11-21
1. Oración inicial
«Padre, soy renovado por tu Espíritu y tengo ahora los pensamientos de Cristo por medio de tu Palabra para aplicarlos en cada situación. No quiero vivir de manera incoherente y contraria al llamado que he recibido en Cristo, por eso quiero estar arraigado y cimentado en tu Palabra, creyendo lo que tú dices de mí y lo que soy en Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”, Romanos 7:19-25
3. Reflexiona
El arrepentimiento bíblico es un llamado a desaprender malas costumbres religiosas que buscan que seamos justificados ante Dios por medio de nuestras propias obras de justicia, pero también mostrar ante los demás una aparente conducta intachable pero en realidad solo es apariencia, porque por dentro hay un sepulcro. No hay un verdadero cambio que es de dentro hacia afuera. El fariseísmo moderno está buscando nuevas formas de hacer una mezcla de esfuerzos humanos, buenas intenciones, exigencias de comportamiento y ascetismo. (Isaías 64:6, Mateo 23:27-28)
En el libro de Génesis, se explica el nacimiento, en la caída del hombre, de este comportamiento religioso: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 3:7); no se puede tapar la desnudez que representa la vergüenza por el pecado con hojas que representan la religión, el único que nos cubre de todo pecado es Cristo. ¿Acaso es un llamado a pecar o al libertinaje? Todo lo contrario, el que con Cristo ha muerto, también ha muerto al pecado y al viejo hombre lleno de vicios y pecado, solo la gracia de Cristo tiene el poder de hacerlo libre del poder del pecado, Romanos 6:14 lo confirma de manera contundente al concluir: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”
Todas las religiones creadas por el hombre tienen en común el mismo principio ‘haz buenas obras para salvarte o trascender’, pero la Escritura inspirada por Dios en su texto y en su contexto revela que no se trata de lo bueno que el hombre hace, sino de lo bueno que hizo el Hijo del hombre por nosotros, el Hijo de Dios se hizo hombre para triunfar donde Adán falló: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia..” (Romanos 5:17). Reinaremos sobre el poder del pecado, para no obedecerlo.
En conclusión, la religiosidad del hombre pretende agradar a Dios en su propio esfuerzo y obras para obtener salvación, mientras que Cristo plantea algo completamente diferente y es descansar plenamente en él: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”(Juan 11:25), y también dice: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”(Juan 7:38). Esos ríos de agua viva son el Espíritu Santo que recibimos para vivir en obediencia y amor en Cristo Jesús.
Que la Palabra de Dios, cambie nuestra manera de pensar, desaprendiendo las viejas costumbre religiosas y aprendiendo la verdad liberadora de la gracia de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn