¿Vivimos para Cristo o para dar una buena impresión a otros?
2021-11-05
1. Oración inicial
«Señor Jesucristo, si digo que te sigo, también debo decir que anhelo vivir como tú viviste, con una actitud humilde y de servicio, lleno de amor, consuelo, misericordia y ternura por los demás. Tú, siendo Dios y un hombre perfecto, moriste por mí para que yo no tuviera que sufrir la condenación eterna, que esto me motive a darme sin reservas por amor a ti y a mi prójimo. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filipenses 2.1-5
“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13
3. Reflexiona
Hoy deberíamos preguntarnos: ¿estamos viviendo para Cristo o para dar una buena impresión a los demás? La mayoría de las personas de este mundo se preocupan por mostrar lo que los demás quieren de ellos y no son auténticos, tratan de imitar a otros que en cierta forma se convierten en su ejemplo. Si el Señor Jesucristo viviera en este tiempo, junto a nosotros, sería el mismo de siempre como lo dice su Palabra en Hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”, Él no guardaría las apariencias, mostraría su abundante amor y compasión por las personas, no buscaría su propia satisfacción sino el bienestar de los demás. Para un mundo egoísta y carente de amor, donde la gente excusa su egoísmo, orgullo y maldad, reclamando sus derechos, Jesús no sería una persona normal.
Pablo, hoy nos llama a la unidad espiritual como la iglesia de Jesucristo que milita en este siglo XXI, somos los representantes de Cristo en este tiempo. Él es la cabeza y nosotros su cuerpo y nos dio su naturaleza divina, para manifestarlo a través de nuestras vidas.
Pablo también nos dice, que si hay algún descanso, algún consuelo de amor, alguna comunión en el Espíritu, si algún afecto entrañable, si hay alguna misericordia, compasión y ternura, es por nuestra unión con Cristo. Nos exhorta a amarnos los unos a los otros y a trabajar juntos con un mismo sentir, el sentir de Cristo.
Si no estamos experimentado descanso, consuelo, comunión, compasión y ternura, es porque no estamos permitiendo que Cristo viva a través de nosotros, Él es quien puede unificarnos para que tengamos una sola mente y un sólo corazón. A veces sucede lo contrario porque estamos llenos de soberbia, discordia y porque queremos satisfacernos a nosotros mismos sin que nos importen los demás.
Considerar a los demás como superiores a nosotros mismos, nos une al sentir de Cristo, siguiendo su ejemplo de humildad, como dice Filipenses 2:6-7 “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Estuvo dispuesto a negar sus derechos por obediencia a su Padre y por amor a nosotros.
Pidamos al Señor que podamos tener una actitud cristiana de siervos para servir a los demás, que la humildad nos conduzca a la unidad y entender que el Espíritu de Dios puede producir en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad, por eso, mantengamos nuestra comunión con Él para poder lograrlo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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