Vigilantes

Señor, quiero estar atento y dispuesto a obedecerte, a recibir tus instrucciones para mi vida y para anunciar tu verdad a todos. Amén.

“Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja.”, Habacuc 2:1

“ y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda;”, Isaías 21:8

El Señor nos enseña en su Palabra a estar a la expectativa, a mantenernos vigilantes de cuál es su voluntad, a permanecer atentos por medio de su Palabra y la oración para recibir instrucciones o corrección y para anunciar su verdad.

Un militar en tiempo de guerra debe estar vigilante, porque esto puede significar la vida o la muerte, no sólo su propia vida, sino la de sus compañeros. El militar carga una gran responsabilidad y su primera batalla es permanecer firme a pesar del sueño, totalmente atento y dispuesto a enfrentar cualquier situación que se presente.

Nosotros tenemos una lucha espiritual diaria, que implica la responsabilidad de nuestra vida en victoria y la vida de las personas que aún no conocen de la salvación por medio de la fe en Jesús. No podemos quedarnos dormidos.

Así que firmes en su Palabra, constantes en la oración, escuchando diariamente la instrucción de Dios para estar preparados en toda buena obra. Así debe ser la disposición de nuestro corazón, como dice la Palabra de Dios: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;” (Colosenses 4:2). El sinónimo de velad es vigilar, cuidar o estar atento; tenemos por tanto esta misión de estar firmes y vigilantes, no para permanecer inmóviles, sino todo lo contrario, para ir y anunciar las instrucciones de nuestro Salvador y Señor Jesucristo.