Vida en abundancia
2020-06-13
1. Oración inicial
«Señor Jesús gracias por la promesa que transformó mi vida cuando me ofreciste vida en abundancia y llena de libertad donde mi espíritu está en total conexión contigo. Señor, tú recobraste y restauraste mi vida para cumplir todo propósito divino. No permitas que el ladrón venga a desviarme del plan que has preparado para mí, cuida mis ojos, para no colocarlos en las cosas mundanas y cuida mi corazón, para que siempre te reconozca como el único dueño de mi vida. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. 3 Juan 1:2
3. Reflexiona
El plan de Dios desde el principio fue prosperarnos en todo, pero cuando decidimos llevar nuestra vida sin Él y a nuestra manera, nos llenamos de soberbia y esta es la primera causa para permitir que el enemigo tome el control de nuestra vida y venga a hurtar, matar y destruir todo lo que Dios nos ha dado, haciéndonos desviar de su propósito.
El enemigo nos engaña con palabras mentirosas que no edifican para robar nuestra herencia espiritual, matar nuestra fe y destruir nuestro discernimiento y conexión con el Espíritu Santo. Por eso la importancia de cuidar nuestro corazón para que nuestra mirada no esté puesta en las cosas terrenales sino en las celestiales. A diferencia del ladrón, el Señor Jesús no viene a quitar sino a dar vida y en abundancia, más allá de la medida. En otras palabras una vida mejor que la que nosotros nos podemos imaginar.
En la tercera epístola de Juan vemos a un hombre que el apóstol llama: “amado” y le escribe en un momento en que no estaba gozando de buena salud, deseándole que sea prosperado no sólo en su salud, sino en todo. Un hombre que vivió la vida en abundancia que Jesús prometió. Su nombre era Gayo. Siempre se dispuso a recibir a los hermanos de la fe que eran misioneros y predicaban el evangelio. Su casa siempre estuvo abierta para ellos, los hospedaba con generosidad y diligencia lo que lo hizo un testimonio vivo del amor de Jesús.
Tenía una vida que avaló su fe en Jesucristo y se podía observar que vivía en verdad y en amor. Juan se refirió a Él con palabras cariñosas y paternales y le expresó su deseo de verle prosperar no sólo económica y materialmente sino en su alma y espíritu.
Una buena salud espiritual, es vivir en santidad creciendo en la gracia y el conocimiento de Dios. Algo que Gayo reflejaba constantemente con su sencillez y calidez. Su testimonio de vida sirvió de ejemplo a otros y es algo que nosotros debemos tener en cuenta para ser bendecidos en todo.
Cuando el mensaje de la biblia abunda en nosotros, podemos entregarnos enteramente a Dios y Él también lo hará en nosotros, trayendo prosperidad y bienestar en todo nuestro ser. Esa abundancia espiritual que da frutos de vida eterna. Dios ha venido a darnos esa vida abundante y no es tan sólo una existencia ordinaria sino prosperidad divina que trae sanidad del espíritu, alma y cuerpo; y que nos hace testigos de su amor.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn