Vida a través de tu Palabra
2020-10-12
1. Oración inicial
«Padre amado, gracias por tu santa Palabra y por la presencia de tu Santo Espíritu en mi corazón, haz que tu Palabra viva transforme mi ser en la medida en que te conozca a través de ella, para poder crecer y dar el fruto que esperas de mí. Espíritu de Dios, enséñame a descubrir los tesoros más profundos en ella. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Isaías 55:10-11
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16: 13
3. Reflexiona
Los corazones humanos están estériles espiritualmente, sólo mediante el derramamiento del Espíritu por el Mesías y su Palabra, pueden volverse productivos. Tal como la lluvia y la nieve que caen con un propósito y es regar la tierra para que germine y produzca mejores plantas. Dios también nos provee vida a través de su Palabra y por eso la promesa que leemos en Isaías, es que la Palabra de Dios que sale de su boca, no regresa sin producir el efecto para lo cual es enviada.
La lluvia puede parecernos perdida cuando cae en el desierto, pero no es así, se producen las flores más lindas en ese lugar donde la vida se cuenta esporádicamente. Aquí se puede ver la importancia que tiene la Palabra de Dios, es el único lugar donde se puede encontrar el evangelio, que tiene la revelación de Dios, que es la fuente de toda salvación y crecimiento espiritual dados por el Padre a la humanidad y que desciende del cielo, como lluvia. Puede producir la semilla en un corazón duro para cambiarlo. La comparación de su Palabra con la lluvia y la nieve sugieren una obra lenta y silenciosa, que a su debido tiempo transformará al ser humano. Jesús lo declaró en Lucas 8:15 “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”.
Una vez recibida la Palabra de la promesa divina jamás queda estéril. El poder del Espíritu Santo y la Palabra permitirán que se cumpla la promesa que ella encierra. Nunca debemos preguntarnos cómo se desarrolla la fe o cómo alcanzamos sus frutos. La fe viene por el “oír” la Palabra de Dios como dice Romanos 10:17. En ella reside el poder que le da vida. Imaginémonos lo que hará en nuestras mentes y corazones si empezamos a descubrir la Biblia, si la leemos, si la creemos; cosas tremendas sucederían a nuestro alrededor.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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