Verdadera humildad
2016-06-29
1. Oración inicial
Soberano Dios ayúdame a caminar con humildad, bajo tu poderosa mano, no en mi propio poder personal. Consume el egoísmo, la vanidad, la prepotencia dentro de mí y revestido con humildad, consideraré a los demás como superiores a mí. Gracias Señor Amen
2. Lee la palabra de Dios
“revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”, I Pedro 5:5-6
3. Reflexiona
La humildad es la precursora de la verdadera exaltación. La senda del orgullo siempre lleva al desastre, mientras que la senda de la humildad siempre lleva a la exaltación. Pero no debemos preocuparnos de cuándo y cómo seremos exaltados, pues Dios se encargará de ello. Lo que nos toca a nosotros es seguir en la humildad, confiar en Dios, obedecer su palabra, mantenernos al pie de la cruz y recordar que las promesas de Dios a los humildes son seguras.
Mirando en el Antiguo Testamento, los ninivitas se vistieron de cilicio y ceniza ante Dios. Ezequías se humilló ante Dios y oró que fuera librado del poder de Senaquerib. El publicano rogó a Dios por misericordia. Todos estos acudieron a Dios en humildad, y él oyó sus oraciones. A Dios le place contestar las oraciones de los mansos y humildes que vienen a él con súplicas y oraciones.
Es la voluntad de Dios que seamos exaltados. Pero su camino a la exaltación es distinto que el camino que llevan los que quieren exaltarse a sí mismos. La exaltación a la que aspira el hombre siempre exalta su propia voluntad carnal, mientras que Dios desea exaltar al hombre según su imagen y propósito. Para esto, la carne tiene que estar muerta de tal manera que no responda a los deseos carnales. Algunos piensan que los dones espirituales exaltan a la persona que los posee y por eso los buscan con empeño. Pero la verdad es que el que recibe dones espirituales auténticos tiene que humillarse más, crucificar más la carne y entregarse más a Dios. Dios no da dones espirituales para promover nuestras propias metas y aspiraciones.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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