Una palabra grande para una verdad grande
2016-09-12
1. Oración inicial
Amado Jesús, gracias por la obra en la cruz, derramaste tu sangre preciosa de tal manera, que ahora soy santo y justo. Cubriste la multitud de mis pecados y clavaste en esa cruz el acta de acusaciones que había en mi contra. Ahora soy libre porque haz pagado el precio de mi iniquidad. Lléname de ese amor incondicional para poder amar a otros como lo haces. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”, Romanos 5: 6-10
3. Reflexiona
La palabra JUSTIFICACIÓN significa: Que Dios declara justa a la persona que ha puesto su fe en Jesucristo. Un comentarista dice: “justificación significa que, en Cristo, Dios me ve como si yo nunca hubiera pecado”. Una palabra grande para una verdad grande. Que completa y hermosa obra de redención la que Jesús hizo en la cruz. Él expresó su amor por la humanidad pecadora mientras éramos débiles, impíos, pecadores y sus enemigos. Su amor no fue un impulso, sino un acto decisivo de su voluntad hacia el objeto de su amor, nosotros.
Jesús nos pide amar de igual manera que Él, pero esto parece imposible. Es natural amar a quién nos ama, ser amigo del que se muestra amigo, agradar a aquellos que son agradables y amables. Pero si fuera lo contrario, los más necesitados, marginados y repulsivos, ¿amaríamos como Dios ama? Debemos reconocer nuestra falta de amor. Si meditamos sobre el incondicional amor de Dios por nosotros, con su ayuda debemos permitir que su amor sea derramado en nuestros corazones para las personas que lo necesitan.
Los que menos merecen el amor son los que más lo necesitan. Los más viles y pecadores cambian su estado cuando se encuentran con Jesucristo y su gracia perdonadora, y por medio de la fe tienen paz para con Dios. La justificación elimina la culpa y abre el camino para la paz.
El más feliz estado de un ser humano es el estado de gracia, cuando es llevado hasta él por Jesucristo. Lo que significa que no nacemos en ese estado y no podemos llegar a él por nuestros propios medios.
En 1 Pedro 4:8 dice: “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados”. Dios nos pide un amor ferviente, que cubra y traspase todas las falencias que tienen los demás. Jesucristo lo hizo en la cruz, con su sangre preciosa no solo cubrió, sino que nos limpió de toda maldad, y ahora el Padre celestial nos ve escondidos en Cristo, cubiertos por la gracia y al amor de Cristo y nos ve justos y santos. ¿Seremos capaces de amar de tal manera que pasemos por alto todos los pecados y fallas de los que conviven a diario con nosotros?
La verdadera conversión debe llevarnos a un cambio radical en la vida y en el sentir de nuestro corazón. Debe alterar la mente, el juicio, los afectos y la conducta.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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