Una mirada de amor. Parte 1
2021-06-02
1. Oración inicial
«Señor Jesús, quiero mirar como miras, siendo sensible a las necesidades ajenas y reaccionando con acciones de amor y compartiendo tu Palabra de verdad, para que otros también puedan disfrutar de tu mirada de misericordia y verdad, que expresas a través de mi fe en ti. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” Mateo 6:22-23
3. Reflexiona
¿Cómo miraría Jesús a alguien en determinadas situaciones?, ¿cuál es su mirada cuando ve a alguien que peca, o que está triste, o que sufre, o alguien que comete una injusticia contra otro?, ¿cómo nos ve a nosotros?. ¿Cómo es la mirada de Jesús?
Pero, reflexionemos, cómo miraríamos nosotros en esas situaciones. Cómo hemos mirado a otros, cuando se nos han presentado situaciones parecidas, por ejemplo, cuando alguien nos pide una moneda en un semáforo. ¿Lo miramos con indiferencia?
¿Por qué es importante este asunto? Porque el cómo miramos a alguien en determinada situación, está revelando lo que tenemos en nuestro corazón, es un diagnóstico preciso de nuestra madurez espiritual, y sobre todo de nuestro amor.
Esta no es una reflexión para enseñar cómo mirar, pues claramente el Señor nos enseña en el pasaje de hoy, que el cómo miramos a alguien, depende de lo que tengamos en nuestro corazón y que nuestra mirada es el reflejo de nuestro carácter. Así que, nuestra bondad o nuestra maldad se refleja en nuestra mirada.
Y por esto debemos aprender cómo mira el Señor Jesús: “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6), aquí vemos cómo Jesús mira sin indiferencia, con sensibilidad a un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
También podemos leer en Mateo 9:36: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”
Entonces podemos concluir que el Señor Jesús miró con compasión y sensibilidad a todo el que tenía enfermedades, dificultades y además reaccionó a las necesidades de las personas. Jesús no es indiferente a la situación por la cual estamos pasando.
Si creemos en Jesús, Él nos llena de su amor abundante y compasivo, para que podamos también mirar a otros de la misma manera, siendo sensibles a la situación de otra persona, pero también podemos estar seguros de que Cristo ya puso su mirada en nosotros, y conoce nuestras dificultades, no se quedará quieto, sino que después de mirarnos, vendrá a sanarnos, pues “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.” (Salmos 121:3).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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