Una fe que mueve montañas. Parte 2
2021-06-24
1. Oración inicial
«Padre, ayúdame en mis limitaciones, cambia mi mente y mi corazón para entender que para ti no hay nada imposible y que por lo tanto debo fijar mi mirada y colocar mi esperanza en el reino de Dios y su justicia, anhelo ser un héroe de la fe, para darte a ti la gloria y la honra. En Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.” Hebreos 11:33-35
3. Reflexiona
El problema del mal entendimiento de la fe, es que pedimos o tenemos fe en lo posible, en lo seguro, en lo que consideramos que es viable, pero vemos en Hebreos capítulo 11 testimonios impactantes de hombres que pusieron su mirada en cosas muy altas, en las celestiales, y que lograron cosas imposibles. (Hebreos 11:16)
Así que la verdadera fe, tiene que ver con aquellas cosas imposibles, pero que son conforme a la voluntad de Dios, y que no son para satisfacer nuestros deseos egoístas, sino que tienen un propósito y una misión para la gloria de Dios.
Por esta razón, la fe tiene dos propósitos claros: nuestra salvación por gracia cuando creemos en Cristo, como dice Romanos 5:2 “por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”, pero además, con nuestra provisión presente para suplir nuestra necesidades en la tierra y para cumplir el propósito de Dios en nuestra vida, cuando nos enseña la Palabra: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” (2 Corintios 9:8). Es decir, Dios a través de la fe nos salva, suple nuestras necesidades, actúa poderosamente para sanar nuestras enfermedades físicas y cualquier otra necesidad que veamos lejana en nuestro entendimiento.
Pero limitamos el accionar de Dios en nosotros, por tener una fe acomodada a cosas posibles, pues si mediante nuestra fe Dios nos salva y nos sustenta abundantemente en todas las cosas para cumplir con el propósito de que el Padre sea glorificado en el Hijo (Juan 14:13), no debemos dudar sino pedir a Dios esa convicción que nos da mediante su Espíritu y permanecer en la seguridad de sus promesas, pues conforme a su Palabra nos alienta a que: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15:13).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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