Una fe que mueve montañas. Parte 1
2021-06-23
1. Oración inicial
«Padre, guíame a tener una fe que mueva las montañas de las dificultades y las quite de en medio, para mostrar tu gloria en mi vida, pues tienes el control y para ti no hay nada imposible. Te entrego Señor mi corazón para que quites toda duda y lo llenes de la convicción que solo tu Espíritu nos da. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” Marcos 11:23
3. Reflexiona
Las montañas representan las dificultades, los imposibles, aquello que vemos tan grande, que percibimos imposible en nuestra humanidad, pero Dios en su divinidad, no lo percibe así, para Él no hay nada imposible (Lucas 1:37). Acerca de esta fe que mueve montañas Jesús nos enseña dos cosas: Dijere y no dudare en su corazón.
Dijere se refiere a lo que declaramos, pero no debemos entender mal creyendo que lo que declaremos será hecho, sino que cuando declaramos la verdad de Dios, la verdad de su Palabra, en cualquier situación y creemos, conforme a su voluntad, será hecho.
Y no dudare, habla de dejar toda incredulidad, y mejor entender que aquello en lo que debemos fijar la mirada para tener seguridad, el objeto de nuestra fe, es Cristo mismo; porque muchas veces ponemos la mirada en cosas temporales y dudamos ante las circunstancias difíciles, porque claramente hemos colocado nuestra mirada en la tormenta y no en el Dios que la puede calmar. En este punto se trata de pedir con fe, conforme a la seguridad y garantía de sus promesas, no dudando de aquel que las hizo (Santiago 1:6) y considerando que poderoso es Dios para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros (Efesios 3:20).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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