Una cita con Jesucristo
2021-03-24
1. Oración inicial
«Padre Bueno, gracias por haberme dado la salvación como un don de pura gracia, un regalo del cielo; ahora quiero permanecer en fidelidad a ti, trabajando en la obra del Señor y que sea digno de recompensa cuando me presente delante de ti. Señor, me has concedido un día más de vida y este es un tiempo para ganar recompensas que serán para la eternidad. Fielmente cumpliré tus mandatos y trabajaré en tu obra, para ganar la “corona de gloria”, la “corona de vida”, la “corona de justicia” y la “corona de gozo”. Quiero servirte sin reservas, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» 2 Corintios 5:10
3. Reflexiona
Cuando escuchamos la palabra «tribunal» de inmediato pensamos en un lugar de juicio y castigo; pues para todo creyente hay una cita fijada por Dios, donde comparecerá a un estrado para rendir cuentas, donde todo se pondrá de manifiesto, sea bueno o sea malo.
Dios ha colocado en nuestras manos la administración de la vida, el tiempo, el dinero, los talentos, la familia, los hijos y demás; la pregunta es: ¿hemos hecho conforme a su voluntad? Ya que somos simples mayordomos, tendremos que dar cuentas.
Jesús se refirió a ese gran día en varias ocasiones, por ejemplo, en la parábola de los talentos al buen administrador le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23) y al siervo infiel le dijo: «Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí» (Mateo 25:26). Igualmente nosotros rendiremos cuentas al dueño del universo.
Ahora, el hecho de saber que un día vamos a tener que presentarnos delante del Señor, eso nos induce a tomar con responsabilidad la vida cristiana, a tomar en serio, esto de ser mayordomos. Esta cita ante el tribunal de Cristo nos debe llevar a vivir la vida con la perspectiva de aquel gran día en que estaremos cara a cara con el Señor.
Es de anotar que la salvación es una dádiva por gracia divina y no una recompensa. Ante el tribunal de Cristo se darán las recompensas a cada creyente según las obras que haya hecho en obediencia al Señor.
El tribunal de Cristo, es un momento de encuentro personal con Cristo, es un momento de gloria y no de temor, ni de castigo, sino para recibir de Él el galardón por nuestro servicio. Esto será inmediatamente después del rapto de la Iglesia. Dice la Biblia: «Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:8).
Hermano, el Señor dijo: «He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra». (Apocalipsis 22:12), por tanto, seamos instrumentos de Cristo, llenando nuestras manos de su obra para llegar gozosos delante de aquel que una vez llevó una corona de espinas por nosotros, para que ahora aprecie nuestros débiles esfuerzos y nos dé una corona de gloria.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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