Un yugo forrado con amor
2016-08-07
1. Oración inicial
Señor quiero ser agradecido contigo, recordar amado Padre que eres el Dios del cielo y la tierra, por eso vengo con reverencia mi Dios soberano y con confianza pues se, que eres capaz de defenderme del mal y proporcionarme todo bien. Déjame tomar tu yugo, reposar y descansar en tu presencia, enséñame que la obediencia forzada, lejos de ser fácil y liviana, es carga pesada. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de Judá. Y les mandarás que digan a sus señores: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros señores: Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise. Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes”, Jeremías 27:1-7
3. Reflexiona
Los mensajes de juicio de Jeremías levantan fuerte oposición en el palacio del rey Joacim. Por esto fue amenazado de muerte. Jeremías prepara una señal visible, un yugo sobre su cuello, para mostrar que todos los países vecinos, van a ser sometidos al rey de Babilonia y Jeremías los insta a evitar la destrucción, sometiéndose. El yugo de Jeremías era un implemento pesado hecho de ligaduras y madera. Cuando lo usó fue como un recordatorio visual para la nación de Judá de la esclavitud que se avecinaba.
Si recodamos Mateo 11:28-30, el Señor Jesucristo nos invita a llevar su yugo sobre nosotros, y este represente la relación con sus discípulos, una comunión de gozo y descanso. El padre ha colocado en Jesús todo poder, autoridad y juicio. Él no quiere que nos recarguemos con preocupaciones estériles que nos desgastan y que Él puede solucionar.
Ambos yugos representan sumisión: uno a un conquistador extranjero, el otro al amor eterno del Salvador. Mientras que Jeremías hablo de la necesidad de someterse a un enemigo a fin de sobrevivir. Jesús nos habla de someternos, no al enemigo, sino a un Amigo, uno que provee todo lo necesario para nuestras vidas.
Su yugo es fácil y ligera su carga. Pensemos en cada cosa que haremos en nuestra vida estando enyugados con Cristo y caminando a nuestro lado. Todo será más sencillo. ¿Cuáles problemas echaríamos sobre él?, ¿Cuál carga le dejaremos?, ¿Qué preocupaciones nos quitaríamos de encima?, ¿Qué actitudes cambiaríamos?
Tomar su yugo es someternos a su autoridad y aprender de Él. Implica estar más cerca de Él, a hablar más con Él. A negarnos a nosotros mismos. A ir diariamente en busca de la liberación de la ira, de la culpa, del pecado y de todo lo que nos carga. No debemos temer a su yugo, porque sus mandamientos son santos, justos y buenos.
Este es el llamado del evangelio. Todos los que van hacia Cristo, reciben paz y consuelo en su corazón.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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