Un obrero aprobado. Parte 2
2016-06-28
1. Oración inicial
Padre Amado, presento mi ser delante de ti, quiero siempre conservar la pureza y el poder del Evangelio en mi vida, ser un obrero fructífero, un instrumento eficaz de limpio corazón, siguiendo la justicia, la fe, el amor y la paz. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”, 2 Timoteo 2:21-25
3. Reflexiona
Nadie más que Dios tiene autoridad para calificarnos y darnos por aprobados, así como considerarnos aceptos para ser instrumentos suyos. No busquemos ser aprobados por nadie más, ni pretendamos ser calificados por otros. No quiere decir que no debamos escuchar a otros, o ser corregidos y enseñados por personas que Dios ha establecido en la iglesia. Pues el Señor ha establecido ministerios para el discipulado de los creyentes, para que lleguen a la madurez y preparen a los santos para el servicio de la obra. Pero nuestra identidad nos la ha dado Dios, es una herencia de creación, es la imagen que hemos recibido de Él, es el resultado de la redención efectuada por Jesucristo, es la naturaleza de Dios que nos ha sido impartida y por medio de la cual hemos sido hechos hijos de Dios.
Es por medio de su obra en nuestras vidas que somos aceptados en el amado que es Cristo Jesús. Nuestro valor y nuestra dignidad la ha determinado Dios, no solo que no venga de otros, sino que tampoco nos viene de nuestros propios pensamientos, ni de nuestro auto convencimiento.
Todos hemos sido llamados a ser participantes de la gran obra de Dios y a colaborar en alguna medida en la extensión del reino de Dios. Es Dios quien llama y convoca a los obreros de su reino, pero él requiere de obreros diligentes y aprobados por él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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