Un mismo sentir

Gracias Señor Jesús porque me enseñas a desarrollar mi vida espiritual en comunidad, dejando atrás todo egoísmo y practicando el amor que ha sido derramado en mi corazón por medio de tu Espíritu. Amén

“completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” Filipenses 2:2

La vida cristiana es una vida en comunidad, a diferencia de las filosofías del mundo actual, centradas en el individualismo y el amor exagerado a sí mismo; el cristianismo se centra en demostrar el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones a través del amor a los demás.

El Señor Jesús nos enseñó: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” Y también dijo “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”; observemos que estos versículos están de acuerdo con la misión que Él nos dejó en Mateo 28:19, de hacer discípulos, lo cual implica amarnos entre hermanos, teniendo un mismo sentir, un mismo propósito; así el mundo que anda en oscuridad verá que somos discípulos verdaderos de Cristo.

Es el signo distintivo de un verdadero cristiano: Cuando como hermanos, cumplimos la misión de anunciar el evangelio, trabajando juntos en armonía (Salmo 133), teniendo un mismo amor, ayudándonos con toda diligencia a edificar la obra de Cristo.

Así que, busquemos una comunidad cristiana, de sana doctrina, para practicar la comunión unos con otros (Hechos 2:42), demostrando que somos discípulos de Jesús, viviendo unidos, colocándonos de acuerdo en todo, y luchando juntos para anunciar la buena noticia que en Cristo hay perdón de pecados, salvación y vida eterna por su gracia (Filipenses 1:27).