Un lugar en la casa de mi Padre
2017-12-20
1. Oración inicial
Amado Jesús, gracias por tus palabras de consuelo. En momentos de turbación e inseguridad, aumenta mi fe en ti. Mientras espero tu regreso, déjame descansar en tu promesa y llenar mi corazón de paz a pesar de la adversidad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, Juan 14:1-6
3. Reflexiona
La palabra “turbe” es un sinónimo de angustia o depresión. Es un trastorno muy común en estos tiempos, las personas se sienten inseguras frente a las situaciones que viven hoy, frente al futuro de la humanidad. Los discípulos de Jesús se sentían así por el presagio de la traición y muerte a la que iba ser sometido su Maestro. Sin embargo, Jesús les dice que no deben estar turbados a pesar de lo que viene, les pide que sus mentes estén en paz.
El remedio para los momentos de angustia e inseguridad es “creer”. El Señor quiere que creamos por encima de las situaciones adversas que estamos viviendo y nos alentemos confiando en sus promesas. Tengamos esperanza, pues Él ha dicho: “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Nos ha prometido que estaremos junto a Él en una morada celestial, en un lugar en la casa del Padre. Hay tantas mansiones como hijos para ser llevados a su gloria. La preparación de ese lugar ya se cumplió por medio de su pasión, muerte y resurrección.
La profunda verdad que debemos entender es que Dios se ha hecho conocer a través de su Hijo Jesucristo. Cuando Jesús dice que es el único camino que nos conduce al Padre Eterno, la única Verdad donde se cumplen todas las profecías y la única Vida para vivificar nuestro espíritu, nos alienta a seguir adelante, con esas palabras consoladoras. Por eso nos exhorta a creer su revelación, porque sus obras muestran su gloria y a Dios en Él. “Creed en Dios, creed también en mí”. Nuestro conocimiento de Jesús nos lleva al conocimiento del Padre.
La promesa de su retorno a su iglesia debe traer paz a nuestros corazones. Si pensamos en esto, los problemas momentáneos los veremos como algo pasajero. Miremos hacia adelante y preparémonos para ese día esperado. El camino a la vida eterna a pesar de ser invisible es seguro, porque Jesús ya hizo los preparativos. Creámosle.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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