Un llamado a estar despiertos y vigilantes

«Señor Jesús, gracias por colocar en mi corazón el deseo de estar preparado para tu regreso, que mi lámpara de ahora en adelante permanezca encendida para mantenerme despierto y vigilante en mi vida espiritual, estando siempre en conexión con tu Espíritu, haciendo lo que te agrada, manteniendo una vida santa y limpia, hasta tu venida. En el precioso nombre de Jesús, amén.»

“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Mateo 24:44

Este año es un llamado a un despertar espiritual, estando alertas con todos nuestros sentidos espirituales, velando por el regreso de Cristo. Sabemos que los días son cortos, (Efesios 5:16), por eso como creyentes debemos estar vigilantes porque no sabemos ni el día ni la hora en que Jesús volverá, solo tenemos la certeza de que lo hará. Por eso este año debemos tener más presente a Jesús en nuestras decisiones, en nuestros pensamientos, en nuestras acciones y en nuestras relaciones, para hacer todo conforme a su voluntad, dejándonos guiar por el Santo Espíritu.
Mantengamos nuestras lámparas encendidas esperando su llegada, esa llama es un símbolo de una fe viva en medio de este mundo caótico sumido en las tinieblas; por eso mantengamos el fuego del Espíritu encendido, no permitamos que la rutina, la indiferencia, el pecado, la duda, la incredulidad disminuyan la luz de Cristo en nosotros, sino que alumbre a todos los que nos rodean, (Mateo 5:16).
La venida de nuestro Señor será feliz para los que estén preparados, pero será muy triste para quienes no lo estén. Que cuando el Señor venga, nos llame bienaventurados y nos presente ante el Padre, lavados en su sangre, purificados por su Espíritu, y aptos para ser partícipes de su reino celestial.
Nuestra vida debe ser una constante preparación para este acontecimiento. No vivamos descuidadamente porque esto nos llevará al fracaso, sino, siempre listos en una anhelante expectación, por eso el Señor Jesús nos dice en Mateo 24:43 “Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa”. Indica también poner las cosas en orden antes de nuestro encuentro con el Señor, quizás después no habrá tiempo para hacerlo. Este es uno de los engaños más sutiles del enemigo que creamos que hay tiempo de sobra para todo y pospongamos todo. Es el momento de acrecentar nuestra relación personal con el Señor, de crecer espiritualmente, de estudiar y meditar en su Palabra, y tener una ferviente comunión con Él.
La conclusión inevitable es que debemos procurar que cuando vuelva Jesucristo nos halle ocupados en cumplir su voluntad, obedeciendo el llamado y el propósito que nos ha dado a cada uno en esta tierra. Si estamos cumpliendo con nuestro deber, por muy sencillo que este sea, el día que Cristo vuelva será un día de alegría y de gloria para Él.