Un grito de amor
2023-08-25
1. Oración inicial
«Gracias Señor Jesús; que tu grito de amor en la cruz llegue a lo más profundo de mi corazón y pueda comprender tu amor que sobrepasa todo entendimiento; y entonces mi vida sea quebrantada para entregar a ti todo mi ser, así como tú entregaste al Padre tu vida en sus manos en ese clamor, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.” Marcos 15:37
3. Reflexiona
Jesucristo soportó el peso de nuestros pecados, experimentando un sufrimiento inimaginable. Su grito fue un grito de amor, un grito que aún se escucha con fuerza, entregando su vida por cada uno de nosotros: “Entonces Jesús exclamó con fuerza: —¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.” (Lucas 23:46); un clamor que entrega todo al Padre en total dependencia y obediencia, soportando la muerte, ¡y muerte de cruz! (Filipenses 2:8).
También antes de entregar su vida expresó que la deuda había sido pagada, diciendo “consumado es” (Juan 19:30b); entonces la deuda, debido a nuestro pecado, fue pagada, “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:14-15).
La cruz debe ser, por lo tanto, algo real y presente en nuestras vidas, no una historia pasada, sino que todo lo que sucedió allí trascienda y sea determinante en el presente, pues los que creemos estamos llamados a que el eco de ese grito de amor, que ocurrió en ese monte, siga llegando a otros corazones, llevando el mensaje de Cristo a toda criatura para salvación de sus almas.
Jesús no se quedó en la tumba, sino que resucitó para que todos los que creemos tengamos nueva vida en su nombre; su grito de amor no fue en vano, la resurrección confirmó su victoria “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10-11).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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