Un corazón perfecto. Parte 1
2018-08-09
1. Oración inicial
Señor haz de mí un nuevo hombre, con un corazón que busque agradarte en todo, ilumíname con la luz del Evangelio para estar vigilante acerca de la motivación con que realizo mis actividades diarias, y a darme cuenta si te agradan o no para corregirlas. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”, Apocalipsis 3:1-6
3. Reflexiona
Externamente podemos hacer muchas cosas, hablar muy bien, aparentar santidad y bondad ante los demás, pero sólo Dios que examina lo profundo de nuestro corazón conoce la motivación con la que hacemos algo y observa en profundidad nuestro estado interior.
Podemos ser reconocidos, tener nombre o fama de obedecer a Dios, pero realmente no obedecer su Palabra; ir a la iglesia, compartir de Cristo, asistir a eventos de música o actos religiosos, o pero aún así, tener una actitud equivocada y estar pecando.
¿Qué motivación tenemos para hacer algo? si lo hacemos por reconocimiento, por hallar compañía, por dinero o ambición, por apariencia o por temor, estas son motivaciones equivocadas; lo que hago debo hacerlo para agradar a Dios, se trata de Él, no de mí, se trata de lo que Él hizo en mi.
Así que examinemos nuestro corazón a la luz de los principios de Dios, quitando toda hipocresía, estando atentos a aquello que impulsa lo que hacemos, con la actitud de hacer las cosas como nos enseña el Señor en Colosenses 3:23-24 :“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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