Un avivamiento personal
2019-08-14
1. Oración inicial
Señor Jesús, aviva mi corazón, enciende la llama de tu Espíritu, dame nuevas fuerzas como las del búfalo y renuévame interiormente para experimentar una unción fresca que me haga amar estar en tu presencia, conocer más tu Palabra y hablar de ti con más valentía. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco. Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos. El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia”, Salmo 92:10-15
3. Reflexiona
Busquemos la gracia del evangelio, para que ungidos diariamente por el Espíritu Santo, podamos contemplar la gloria de Dios a nuestro alrededor. Del Espíritu Santo podemos recibir la gracia, la Palabra y el fruto que puede mantenernos vivos y fructíferos, llenos de su unción. Nunca disminuirá nuestra fuerza cuando estemos asidos a Cristo y alimentándonos diariamente de Él.
Nuestro mayor deseo debería ser conectarnos con Dios y llegar a conocer más profundamente al Espíritu Santo. Es Dios quien trae avivamiento, un despertar nuevo a nuestra vida cuando tenemos un corazón dispuesto y arrepentido y un espíritu con hambre y sed de Él. El avivamiento debe traer cambios radicales en nosotros, el poder morir a todo lo terrenal y el tener un aumento en nuestro deseo por Cristo y su Palabra.
Nos dará más valentía para compartir el evangelio, llevar una vida más santa y una genuina alabanza y adoración en nuestra vida. Avivarse es despertar un anhelo por las cosas de Dios. Es cambiar nuestro foco de atención por las cosas del mundo o por nosotros mismos y colocarlo en hacer lo que Dios quiere. Las prioridades cambian y le damos más importancia a profundizar en el estudio de la Palabra de Dios. El avivamiento trae una nueva unción y un aire fresco a los fundamentos de nuestra fe. La oración se transforma en una pasión y la adoración se vuelve una necesidad.
¿Tenemos el anhelo ardiente de que Dios se mueva en nuestra vida y que nuestros deseos por buscar a Dios sean renovados? Pidamos a Dios que vuelva a incendiar nuestro corazón, que tengamos hambre espiritual que nos lleve a plantarnos en su presencia y a vivir en comunión. El vigor, la longevidad, la utilidad, la fragancia y hermosura de los árboles que describe el salmo representan la vida, el carácter y el destino de los creyentes que permanecen en Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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