Tu gracia es libertad y gozo

Amado Jesús gracias por tu sacrificio en la cruz, que me dio la total aceptación delante de Dios, por tu gracia, por entender que vives en mí y eres quien me da la fuerza y el poder para vivir una vida victoriosa. Amén.

» ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? «.

Cuando usted llega a conocer a Dios y aún no puede arreglar su vida ¿a quién más va recurrir? ¿Puede pasarnos eso? ¿Puede Dios fracasar? No. Esto solo sucede en los creyentes que viven en el error, porque la verdad libera, pero el error puede llegar a esclavizarnos. Estas personas viven un sube y baja constante, salen fortalecidos cuando asisten a la iglesia, pero pronto los problemas viene de nuevo a atormentarlos. Necesitan renovar su mente para poder empezar a experimentar la solución a sus necesidades.
Esto tiene que ver con la Ley y la Gracia, estas se relacionan con la aceptación por Dios. Por la LEY el hombre es responsable de hacerse aceptable a Dios por sus obras. “Si usted hace esto, entonces Dios le aceptará” y si no lo hace entonces sucede lo contrario. La GRACIA en cambio nos dice que Dios da al hombre total aceptación como un REGALO por medio de Jesucristo. Las obras del hombre no aportan nada para esta aceptación. Pero a veces hay un intento de mezclar las dos, las personas son atraídas a Cristo por el mensaje de su amor total, su aceptación y su salvación por gracia, entonces una vez que están en la familia de Dios, se ven derrotados por exigencias de conformidad y conducta.
Como consecuencia de mezclar la ley y la gracia, muchos cristianos están seguros que irán al cielo al morir pero viven a diario en temor, frustración y culpa. No viven por gracia, que trae libertad y gozo. Cuando comprendemos el amor y la gracia de Dios, conocemos el poder de Cristo viviendo en nosotros. Suficiente para vencer y vivir vidas victoriosas.