Tu boleto a la felicidad
2016-04-01
1. Oración inicial
Señor quiero conocerte y deleitarme en tu presencia. Lléname de poder con tu Espíritu Santo, y permite que tu Palabra transforme mi vida. Hoy clamo a ti, mi Señor, por tu conocimiento. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.», Salmos 119:103
3. Reflexiona
Para muchos la palabra de Dios es aburrida, pesada, absurda y pasada de moda, muchos aun siguen pensando en Dios como aquel dios castigador e intransigente que solo está para prohibirnos lo que nos gusta y amargarnos la existencia con nuestras culpas. Lamentablemente este es el dios que la sociedad nos ha vendido un dios con “d” minúscula, un falso dios que aún muchos adoran de labios pero que verdaderamente aborrecen en su corazón; ¿Idolatría o religión? Tal vez ya ni siquiera haya diferencia.
Lo cierto es que si la palabra, los mandamientos y en general las cosas de Dios se vuelven una carga para tu vida, es porque es clara señal de que te falta conocerle mejor; como está escrito “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” Es imposible conocer a Dios y no amarlo y es mas imposible amarlo y no obedecerlo, la obediencia es un proceso que empieza con su conocimiento, y conocerlo requiere acción: deséalo, búscalo, llámalo y no te des por vencido, persevera hasta alcanzarlo, su palabra dice: “clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces.” Tienes pues a tu disposición su palabra, por medio de la cual le puedes conocer; su palabra te libera, te transforma a la imagen de su Hijo Jesucristo, te hace sabio y entendido para tomar decisiones, te alegra el corazón y te consuela cuando estás en aflicción, es como una antorcha que alumbra tu camino cuando andas en oscuridad, te levanta cuando estas caído y hace que tu vida se ilumine como el sol. El Señor dice: ”probadme ahora en esto si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Dios es más dulce que la miel, pero sino pruebas en tu paladar su palabra y le conoces de verdad, jamás descubrirás al Dios maravilloso que tienes de tu lado, Al Dios verdadero (Con “D” mayúscula) que te ama y tiene un plan para tu vida.
Solo conociéndolo puedes amarlo de verdad. Clama a Dios por su conocimiento y descubrirás que el hacer su voluntad no es una carga pesada de llevar sino por el contrario tu boleto a la felicidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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