Tomando su palabra. Parte 2
2022-03-20
1. Oración inicial
«Padre, cuánto anhelo tu Palabra, pues en ella está mi sustento diario, mi fuerza; tú me hablas directamente y con la guía de tu Espíritu soy guiado a dar testimonio de Cristo. Quiero valorar cada palabra tuya, ponerla por obra y anunciarla a los demás con todo amor y mansedumbre. En el nombre de Cristo Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.” Jeremías 15:16.
“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:23.
3. Reflexiona
La palabra de Dios no es comparable ni siquiera de forma semejante con las palabras de los seres humanos. Con su palabra, Dios creó el universo entero; y también crea en nosotros un nuevo ser, pues somos renovados para pasar de muerte a vida eterna, por eso es gozo y alegría para nuestro corazón cuando la tomamos y creemos en ella.
Para permanecer en el gozo y la libertad que nos da la escritura, estamos llamados a que “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” (Colosenses 3:16).
Entre más nos llenemos de su palabra, colocándola por obra en nuestra vida, estaremos dando testimonio de Cristo real y efectivo, pues si su palabra permanece en nosotros Dios mismo se manifestará en nuestra vida: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23); además, como explica este versículo, una evidencia del amor de Dios en nosotros es que guardamos su palabra, esto es, confiamos en lo que dice Dios y lo practicamos.
Entonces, “comer sus palabras” no se trata de llenarnos de un conocimiento intelectual, sino de un conocimiento integral; se trata de amar su palabra porque amamos a quien nos amó primero, a Cristo, y correspondemos a su amor obedeciendo la escritura.
Este amor escrito con su propia sangre nos dice que nuestra misión es anunciar a otros su palabra para que también tengan salvación, pues “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:13).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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