Todos los días suceden milagros
2020-02-28
1. Oración inicial
«Amado Señor, enfoca mis pensamientos en tu reino y hazme obediente a tu mandato de proclamar el evangelio a toda persona, sé que si me dispongo, tú me respaldarás y obrarás a través de mi vida confirmando tu Palabra y tus promesas con sanidades y milagros en las personas; como lo hiciste con tus discípulos según Marcos 16:20 “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Marcos 16:15-18
3. Reflexiona
Muchas veces nos hemos preguntado ¿por qué ahora no se ven tantos milagros como los que se dieron dentro de la iglesia primitiva en el siglo I? El Señor prometió respaldar el ministerio evangelístico con señales, milagros y prodigios y no ha dejado de cumplir sus promesas.
La verdad, es que todos los días suceden milagros, nosotros somos los que hemos dejado de verlos al no creer y estar rodeados de tanta frivolidad y escepticismo. Todos los días el Señor saca a personas de las tinieblas a su luz admirable, libera almas encadenadas al vicio y de los demonios que los oprimen, restaura hogares y relaciones rotas, hace sanidades de cáncer y de infinidad de enfermedades, pero la mayoría de las veces no se le da el crédito a Dios.
Marcos muestra con claridad los deberes de la iglesia, eso quiere decir, los deberes de todo cristiano, que son: la tarea de la predicación del evangelio a toda criatura, la tarea sanadora intercediendo por la sanidad del espíritu, alma y cuerpo de las personas, y la tarea de enseñar e instruir a otros con la verdad de la Palabra.
La iglesia también tiene una fuente de poder para enfrentar la vida desde la perspectiva divina. Ese poder es dado por el Espíritu Santo que nos usa a nosotros como instrumentos de fe para cambiar las circunstancias. Recordemos Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Cristo el Señor Todopoderoso es el Señor de la iglesia y sigue obrando en ella y a través de ella.
La vida cristiana se debe vivir en la presencia y el poder del Cristo Vivo, que continúa trayendo vida a los que están muertos en sus delitos y pecados, transformándolos para mostrar su poder y su gloria. Pidamos que nos quite toda duda e incredulidad de nuestros corazones para seguir viendo sus manifestaciones poderosas.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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