Todos Juntos
2020-10-28
1. Oración inicial
«Amado Dios, gracias porque a través de tu hijo amado Jesucristo, ahora podemos estar unidos a ti y en comunión contigo, en una relación de koinonía que me lleva a la unidad con mis otros hermanos comprados con la sangre preciosa de Jesús. Nos has llamado a la unidad para que el amor entre unos y otros sea nuestro distintivo y también lo que marque la diferencia en este mundo carente de amor y de perdón. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Hechos 2:42-47
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:34-35
3. Reflexiona
Muchas veces quizás hemos oído la palabra “koinonía” en el griego pero, ¿sabemos lo que realmente significa? Se nos dice que es la comunión entre hermanos, se ve en términos de igualdad, libertad y fraternidad. Fue un gran desafío para los judíos de la primera iglesia ya que muchos no podían reconocer a los gentiles conversos iguales a ellos, por su cultura religiosa los consideraban incircuncisos y esto trajo algunas divisiones.
El Señor nos llama a ser uno en Él, porque un hombre en Cristo es parte del cuerpo de Cristo y mi parentesco con Jesús involucra un parentesco con todos los que han sido redimidos por Él. Entendamos que Cristo salva a individuos y llegamos a ser nuevas personas viviendo en una relación con Él y en relación con otros en comunidad, porque es la manera de desarrollar nuestro carácter cristiano, cuando aprendemos amarnos los unos a los otros con todas nuestras diferencias.
Nuestra primera y primordial koinonía es con el Señor y es el Espíritu Santo quien nos enseña nuestra unión vital con Él, cuando le recibimos en nuestro corazón como nuestro Señor y Salvador personal. No solo es un don sino una exigencia, ya que nos lleva a tener koinonía con nuestros hermanos en Cristo. No podemos negar como los judíos, que todos hacemos parte del cuerpo de Cristo, nos estaríamos engañando.
Una iglesia unida y llena de amor es un imán para los que están en el mundo carentes de esto. Jesús oró por la unidad de la iglesia, oró por nosotros para que fuéramos testimonio vivo de su amor en el mundo como dice Juan 17:20-21 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.
Debemos entonces retomar los fundamentos de la iglesia primitiva y ser una iglesia que persevere en la doctrina, en la comunión, en la oración, que sea solidaria, que esté llena de gozo y donde las señales y maravillas se dan por la presencia viva del Señor Jesucristo en medio de ella.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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