Todo lo que necesito. Parte 2
2021-06-18
1. Oración inicial
«Padre, que toda bendición que tú me das de tu mano generosa, pueda retribuirla de la misma manera a otros, con la misma plenitud y favor que me has dado en Cristo. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.” 1 Crónicas 29:14
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” Colosenses 2:9-10
3. Reflexiona
Él me da todo lo que necesito, porque: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,” (2 Pedro 1:3), en Él tengo toda bendición gracias a sus preciosas promesas que suplen nuestras necesidades, primero espirituales, y luego todo lo que en su voluntad y dirección pudiéramos requerir según sus propósitos. (2 Pedro 1:4)
Y al final, ¿qué pudiéramos devolverle si todo es suyo?; en esto reflexionó David, y solo podemos ofrecerle alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre, que reconocen el gran favor de Dios y esto debe llevarnos a que el orgullo no habite en nosotros, pues realmente de Él viene todo lo bueno que nos puede pasar y que pudiéramos tener (Santiago 1:17).
Dios nos da su favor y bendición espiritual al mostrarnos y revelarnos a Cristo, y también nos llena de bendición material al suplir todas nuestras necesidades conforme a las riquezas en gloria en Cristo (Filipenses 4:19).
Así que, si hemos invitado a Cristo a morar en nuestro corazón, si hemos recibido su evangelio, entonces en nosotros habita toda su plenitud y por lo tanto estamos completos en Él. Nuestro sustento viene de Él, no de los hombres, porque Dios nos ha dado un gran valor en Cristo, por eso nos dice en la escritura “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26).
Y como consecuencia de recibir de su plenitud, ahora debemos ser generosos en todo, si Él me ha enriquecido en todo para toda liberalidad, es para dar a otros con la misma generosidad con que Dios me ha dado y los que reciben de nuestra abundancia glorifiquen a Dios al ver nuestro testimonio. (2 corintios 9:10-12)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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