¿Tienes a Cristo como tu Salvador?
2022-02-01
1. Oración inicial
«Amado Jesús, hoy me acerco a tu presencia con un corazón quebrantado, reconociendo que eres el único camino, la verdad y la vida para llegar al Padre, te entrego mi ser tal como está y te pido que perdones mis pecados. Hoy te recibo como mi Dios y mi Salvador, gracias por pagar el precio de mis iniquidades en la cruz, gracias por darme vida eterna. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo”. 1 Juan 5:9-10
“y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”. Apocalipsis 1:5-6
3. Reflexiona
El testimonio de nuestro Señor Jesucristo cuando estuvo en esta tierra fue completo, con su vida nos reveló plenamente al Dios Padre. A Jesús se le llama el testigo fiel, porque llevó una vida virtuosa desde su nacimiento en un pesebre hasta su muerte en la cruz del calvario. Como creyentes debemos lograr comprender cuál fue su testimonio y disfrutar de todos los beneficios que vienen de creer en Él.
El testimonio al que se refiere el apóstol Juan es que Dios nos ha dado vida eterna a través de su Hijo Jesucristo (1 Juan 5:11). La vida eterna consiste en tener a Cristo. Es el evangelio resumido en pocas palabras. 1 Juan 5:12 dice: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”. Juan es muy claro, por tanto, no es el que pertenezca a determinada iglesia, sino aquel que ha tomado la decisión de que Jesús sea su Salvador.
Dediquemos unos momentos a reflexionar sobre esto y comprender por qué Juan enfatizó que Jesús era el Hijo de Dios. Es el Dios manifestado en un cuerpo humano, el único que puede salvar, fue a la cruz porque solo Él reunía los requisitos para pagar el castigo por nuestros pecados y se levantó victorioso en la resurrección, para sentarse en majestad y gloria en las alturas. Es el Cristo viviente, que desde la diestra de nuestro Padre sigue intercediendo por todos los seres humanos para que sean salvos.
Jesús dio testimonio de sí mismo con estas palabras: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14:6. Nadie va a la presencia de Dios sino a través de Él.
Juan escribió estas verdades de una manera precisa y directa, para que entendamos que Jesús es la vida eterna. Sólo debemos contestar a la pregunta: ¿Tenemos a Cristo como nuestro Salvador? Si no es así y estamos leyendo, viendo o escuchando este devocional, es el momento de venir a Cristo y resolver nuestro estado frente a Dios. Si queremos la vida eterna necesitamos aceptar el testimonio de Dios que es Jesucristo, sólo a través de Él podemos tener salvación, la decisión es personal y nadie puede tomarla por nosotros. Pensemos que hoy podemos estar definiendo nuestro destino eterno.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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