Testimonio

Padre, quiero dar testimonio con mi propia vida de tu amor y anunciar la buena noticia de salvación por medio de la fe en Jesucristo. Lléname de tu Santo Espíritu y guíame según tu propósito. Amén

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,” 2 Timoteo 1:8
“Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 10:32

Estamos llamados a dar testimonio de Jesús y del evangelio que anuncia el perdón de pecados y la Salvación por medio de Cristo, sin avergonzarnos y sin temor, pues Él nos ha dado poder para ser sus testigos (Hechos 1:8).

Este testimonio es mostrar nuestra obediencia a los principios bíblicos que han transformado nuestra existencia y anunciar con nuestro testimonio de vida que Cristo vive en nosotros por su Espíritu que nos fue dado (Ezequiel 36:27); es decir nuestra fe nos lleva a hablar como dice la escritura: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (2 Corintios 4:13).

No nos quedemos callados, sino que hablemos a nuestras familias, nuestros vecinos, en la universidad, el trabajo y a donde el Señor nos lleve, aún si somos perseguidos o atribulados; toda situación por difícil que parezca será ocasión para dar testimonio de Jesús (Lucas 21:12-13).
Tampoco nos avergoncemos del evangelio porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree (Romanos 1:16); no guardemos este tesoro inagotable de misericordia y amor que ha sido depositado en nuestras manos, sino que compartámoslo con todos.

El mundo sin esperanza requiere con urgencia nuestro testimonio del amor de Dios por medio de la fe en Jesucristo.