Testificar de Cristo. Parte 3

Amado Jesucristo, anhelo que cada instante de mi vida, mi ser proclame tu grandeza, quiero testificar de ti por donde quiera que vaya, gritarle al mundo que solo en ti hay salvación. Reconozco que debo involucrarme activamente en un ministerio para ser partícipe de tu obra y así ser un testigo fiel de ti. Amen

“Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”

Lucas declara que los profetas de la época del Antiguo Testamento dieron testimonio acerca de su fe, y que la fe era creer en Jesucristo quien trajo a los creyentes el perdón de pecados. Estas palabras de testimonio fueron registradas en rollos que llegaron a reconocerse por los judíos como las Sagradas Escrituras.
En día de Pentecostés los creyentes consagrados en Jerusalén describieron las obras maravillosas que Dios había hecho, y extranjeros de todo el mundo que estaban presentes les oyeron hablar en sus propios dialectos. Una de las características de un buen testimonio es que se da en lenguaje comprensible para los oyentes.
¿De qué modo das tu testimonio a favor de Jesucristo? No reglas establecidas para ello, no hay límite para testificar del Señor Jesús.
Una manera de testificar en el bautismo, donde se proclama, que Jesucristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, venció la muerte, y se levantó triunfante y viene a vivir en el corazón del creyente. Bautizarse sin esta fe sería mentirse a sí mismo.
Otra manera de dar testimonio es el hecho de ser un miembro activo y consagrado de la iglesia. Es ser partícipe de la obra de Cristo, dentro de un ministerio.
Querido Hermano: involúcrate en un ministerio de tu iglesia y se testigo fiel del Cristo.