Tesoros en el cielo
2018-09-13
1. Oración inicial
Amado Padre, todo lo que tú me has dado es tuyo y quiero administrarlo con sabiduría, pues deseo hacer tesoros en el cielo y tesoros abundantes. Tu Palabra me alienta a poner todo mi interés en las cosas espirituales donde tendré la verdadera recompensa que está preparada para mí, Gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, Mateo 6:19
3. Reflexiona
Anteriormente vimos a un rico insensato que había planeado muchos años de gozo y placer e ignoraba que aquel mismo día en que había planeado su futuro prominente y placentero, tenía que morir y ante la muerte queda evidente su gran fragilidad. El pensar que la bendición de Dios es la abundancia de los bienes materiales está lejos de las instrucciones de Jesús. Pero no se condenan las riquezas, sino el uso indebido de ellas.
Dios da prosperidad con propósitos, dice que debemos poner nuestra confianza en Él y buscar su reino, y que Él se encargará de nosotros. Al confiar en Dios y hacer su voluntad, nos estamos proveyendo de alforjas que no se envejecen, y haciendo en el Cielo tesoros que no se agotan. Somos ricos para con Dios cuando hacemos lo que Él manda, cuando ajustamos nuestra vida a sus enseñanzas y hacemos su voluntad sin reservas.
La Escritura nos enseña a no confiar en las riquezas, y Jesús nos advirtió que el engaño de las riquezas ahoga la Palabra. También nos advierte que todos los tesoros que hagamos en esta tierra están destinados a perecer. Primeramente les insinúa a sus discípulos que sus tesoros terrenales están expuestos a ser consumidos por la polilla y corroídas por el orín. Varias de las posesiones materiales están condenadas a sufrir los efectos del deterioro y finalmente, nada está exento a ser robado por los ladrones los cuales minan y hurtan. Todo esto produce afán y ansiedad por cosas que perecerán y nada de lo material que poseamos en esta tierra nos lo llevaremos cuando muramos.
Por tanto, así como tenemos capacidad para hacer tesoros en la tierra, con mayor ahínco debemos esforzarnos por hacer tesoros en el cielo ya que éstos son eternos; recuerde esta palabra: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad” (Proverbios 5:10)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn