Tengo fuerzas en aquel que me fortalece
2018-06-06
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por ser mi escudo y mi fuerza, por darme tu poder para enfrentarme a las situaciones de la vida. Que tu Palabra siempre sea mi guía, enséñame a depender de ti cualquiera que sea mi situación. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses 4:13
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”, Efesios 6:10
3. Reflexiona
En tiempos de Pablo, la iglesia cristiana tuvo que enfrentarse al pensamiento filosófico del estoicismo, esta doctrina estaba basada en el dominio y control de la vida y sus pasiones, valiéndose de la valentía y la razón del carácter personal. Ser autosuficientes era un logro humano, un acto de la propia voluntad. El estoicismo fracasaba porque era meramente humano, teniendo todos los recursos en uno mismo para enfrentar la vida.
Contrario a lo que Pablo dice: “Todo lo puedo hacer gracias a Cristo que me infunde fuerzas”. Es diferente afrontar las situaciones de la vida en nuestras propias fuerzas que afrontarlas apoyados en el Señor. Esto sólo lo logra aquel que se identifica con aquel que es su fortaleza. Tener fuerzas para todas las cosas implica una dependencia absoluta de Dios, Él nos ayuda a soportar la escasez, a ministrar la abundancia, a superar las crisis y alcanzar los triunfos, a fortalecernos en la debilidad y a mostrar la valentía frente a los retos de la vida. Cristo es suficiente para todas las demandas que tenemos. El cristianismo triunfa porque está enraizado en lo divino.
En nuestra vida espiritual siempre tendremos dos frentes de combate, uno visible cuando nos enfrentamos a los conflictos de nuestro mundo y a las tensiones de la sociedad donde nos desarrollamos, y un frente invisible que requiere un armamento espiritual apropiado para la contienda, porque nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra huestes espirituales de maldad. Necesitamos fortalecernos en el Señor y tomar su energía haciéndonos fuertes, escudándonos en Él y manteniéndonos siempre preparados para vencer.
Como hijos de Dios podemos vencer cualquier cosa porque en toda situación tenemos a Cristo. Tenemos su gracia para hacer lo que es bueno, su sabiduría para que tomemos decisiones correctas. El secreto radica en su poder, en la fuerza que viene sólo del Espíritu Santo, por eso debemos sostenernos en las promesas de su Palabra y ampararnos en la oración.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn