Tenemos la unción del Santo
2022-05-04
1. Oración inicial
«Señor Jesucristo, gracias por el regalo de tu Espíritu, por la unción que me has dado a través de Él. Espíritu Santo, quiero que me guíes cada día a la verdad, a entender la palabra de Dios para aplicarla en cada aspecto de mi vida. Lléname de tu poder, úsame con cada don que has impartido sobre mí, quiero depender más de ti para llevar a cabo la obra que me has encomendado y glorificar así el nombre de Jesús en esta tierra, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” 1 Juan 2:20.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” Juan 16:13.
“Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él” 1 Juan 2:27.
3. Reflexiona
¿Qué es la unción del Espíritu Santo en el creyente? Cuando miramos la epístola del apóstol Juan, podemos ver que la unción del Espíritu es el mismo Espíritu Santo morando en el creyente; lo que significa que, desde el momento en que nos convertimos a Cristo, recibimos al Espíritu Santo y su unción. Dice: “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros”, por esta razón no necesitamos orar pidiendo una unción especial para desarrollar la obra de Dios, puesto que ya la tenemos en nosotros; lo que debemos pedir y puede ser repetidamente, es la llenura del Espíritu Santo, para ser controlados por Él. Como lo dice el apóstol Pablo en Efesios 5:18 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”.
El Espíritu que mora en cada uno de nosotros desata y libera la totalidad de su poder para llevar a cabo cada aspecto de nuestra vida y ministerio, para la gloria de quien es la cabeza de la iglesia, Cristo. Mientras más vivamos en sumisión y obediencia al Espíritu Santo, más seremos usados y controlados por Él.
Una de las funciones del “Espíritu de verdad” es enseñarnos acerca de la persona de Jesucristo, porque nos lleva a comprender la verdad sobre la vida y obra redentora de Cristo y a discernir el error para que no seamos engañados con falsas doctrinas. Los verdaderos cristianos comprendemos las realidades espirituales gracias a la luz del Espíritu Santo.
La obra del Espíritu, en relación con los discípulos, era guiarlos a toda la verdad. El verbo “guiará” en el vocablo griego significa “conducir por un camino”, indica un progreso gradual. Lo que Jesús no pudo compartirles, por la inhabilidad de ellos de sobrellevarlo en ese entonces, ahora el Espíritu lo hará. Veamos Juan 16:12 “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Esa promesa también es para nosotros, el Espíritu Santo adapta la enseñanza al nivel de madurez espiritual de cada creyente, compartiendo toda la verdad posible en cada etapa de nuestro desarrollo.
Así como en el Antiguo Testamento, el ungimiento de profetas, sacerdotes y reyes los capacitó para llevar a cabo su función, ahora, el Espíritu Santo, nuestra unción, nos capacita para entender la verdad de Dios y hacer el ministerio al que nos ha llamado.
La venida del Espíritu, fue y sigue siendo una ventaja indecible para la iglesia, es nuestra Guía, no solo para mostrarnos el camino, sino para influenciarnos continuamente; por eso, ser guiados a la verdad es más que simplemente conocerla, debe ser para nosotros deleite y poder transformador, para que todos los dones, toda la gracia, toda la predicación, todas las lenguas y milagros bajo la influencia del Espíritu Santo, sean para glorificar el nombre de Cristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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