¿Soy fuente de agua viva?
2018-07-05
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, habiendo recibido tu presencia en mi corazón, tú que eres la fuente de agua viva, no quiero ser una cisterna rota, sino permitir que tu Santo Espíritu fluya en y a través de mi para ser testimonio vivo de tu amor. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”, Jeremías 2:13
“No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol”, Eclesiastés 2:10-11
3. Reflexiona
Los Israelitas cavaron cisternas o pozos de piedra sólida para almacenar agua lluvia en los lugares donde no existían fuentes naturales de agua para poder sobrevivir en su travesía por el desierto. El agua de esas cisternas no era fresca, se contaminaba y con frecuencia los pozos se rompían, el agua se derramaba y lo único que quedaba era barro seco.
“Me dejaron a mí, fuente de agua viva”. Esto es lo que Dios quiere decir cuando nos alejamos de Él. Nuestra vida se seca porque el agua viva de su poder se vacía. Cuando nos separamos de Cristo nuestro corazón es una cisterna rota, se vacía la llenura del Espíritu y queda sólo el barro seco que somos nosotros.
Tratando de darle sentido a la existencia y satisfacer nuestras necesidades podemos estar cavando cisternas rotas, pues muchos prefieren seguir las ilusiones del mundo, pero esas son falsas ilusiones, cisternas rotas que no pueden retener agua. Cisternas rotas de placer, diversión, lujos, dinero, vicios, sexo, etc. pero todas estas cosas sólo llenan momentáneamente, nunca nos satisfacen, nos afligen el espíritu, nos roban la paz y rompen nuestra comunión con Dios.
Bien decía Salomón de las cosas temporales: “todo es vanidad, aflicción de espíritu y sin provecho debajo del sol”. Por eso las cosas espirituales son las que deben llenar nuestro corazón.
Puede que nuestro comportamiento no esté evidenciando a Jesús: somos fríos en alabanza, con oraciones sin el fluir del Espíritu, podemos estar hablando de las cosas eternas sin pasión, que nuestro testimonio no tenga vida, que el pecado se mencione sin convicción y arrepentimiento, y que la doctrina de la biblia la veamos como simple palabrería. Nuestro corazón se ha vuelto una cisterna rota, no se ve el agua viva de la presencia del Espíritu. Se ha secado. El único que puede saciar nuestra alma sedienta es Jesucristo, y no habla de gotas de abastecimiento sino de un torrente que jamás se agote, porque su fuente es su Espíritu divino que es inagotable, pero la única condición que nos pide para que esto sea una realidad es que creamos.
Juan 7:38-39 “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.
Sin el agua no puede existir la vida y sin Cristo la humanidad no puede vivir ni enfrentarse con la muerte. De Cristo fluye la fuerza, el poder y la purificación que nos dan la vida eterna. En Juan 4:13-14 hablando del agua del pozo con la mujer samaritana, “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Quien vive en el Espíritu y del consuelo del evangelio, nunca le faltará lo que dará abundante satisfacción a su espíritu, alma y cuerpo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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