Soltar implica confiar
2023-04-02
1. Oración inicial
«Amado Dios, quiero descansar en tu poder, ayúdame a soltar todas mis cargas sobre ti y confiar en que tú me sustentarás, quita todo temor de mi corazón, que yo pueda apoyarme en tus promesas, porque has declarado estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo, que no me dejarás, ni me desampararás, en Cristo Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada. Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres?, ¿y adónde vas?, ¿y para quién es esto que llevas delante de ti?, entonces dirás: Es un presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él viene tras nosotros”. Génesis 32:16-18.
3. Reflexiona
La inestabilidad de Jacob, conocido como “el engañador”, “el maquinador” se ve en este pasaje. Después de haber tenido un encuentro sobrenatural con Dios donde el Señor le habla y le dice: “Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo”, Génesis 31:3.
Ahora Jacob, entra en desesperación recordando su conflicto con su hermano Esaú, al que había engañado 20 años atrás, se olvidó de lo que Dios le había prometido y tuvo temor de morir. Entonces idea un plan para aplacar y suavizar la situación, una vez más usó sus artimañas enviando presentes con sus siervos, antes de encontrarse cara a cara con Esaú. Nuevamente aflora su condición anterior tratando de hacer las cosas por sí mismo y en sus fuerzas, sin contar con Dios; y aun después de haber expresado un tremendo clamor penitente delante del Señor, en Génesis 32:10-11.
Es lo mismo que nos sucede a nosotros, después de haber orado, de reconocer nuestra propia indignidad y de rogar pidiendo por liberación, volvemos a desconfiar y tratamos de obrar como pensamos y olvidamos completamente las promesas que el Señor ya nos ha dado, esto impide la transformación total de nuestra vida. Cuando hacemos las cosas según nuestro criterio, cuando nos aferramos a nuestros planes, cuando no soltamos nuestro pasado, es imposible que Dios pueda obrar en nosotros como Él quiere.
También ponemos en entredicho lo que ya hemos confesado con nuestra boca delante de otros, acerca de lo que Dios hace en nosotros. Los siervos de Jacob debían estar confundidos al verlo lleno de temor, después de ver la respuesta a la oración que hizo a Dios, cuando lo rodeó de ángeles divididos en dos grupos o campamentos que salieron a su encuentro, Génesis 32:1. Esta experiencia indicaba la presencia protectora de Dios. “Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim”, Génesis 32:2, pero, al intimidarse ante su hermano, pudo ser muy desconcertante para ellos, pues se olvidó que Dios iba cuidándolo paso a paso. Cuántas veces con nuestras actitudes podemos estar invalidando la acción de Dios sobre nuestra vida y confundiendo a otros con nuestra débil fe.
Evaluemos si nuestros labios dicen una cosa, pero nuestra vida muestra otra diferente. Seamos conscientes que Dios insistirá una y otra vez hasta que abandonemos nuestros planes, que dejemos de actuar en nuestras fuerzas, soltemos las riendas de nuestros asuntos y se los entreguemos a Él para que obre en nosotros. Dejemos de pelear solos, descansemos en el poder del Dios que libra nuestras batallas como dice Éxodo 14:14: “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”. Recuerda, “soltar” implica “confiar en el que nunca nos soltará”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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