Soldados de guardia en la noche
2020-03-30
1. Oración inicial
«Señor, lléname de toda capacidad y diligencia para anunciar con todo amor, el mensaje de salvación por medio de la fe en Cristo a todas las personas, lléname mi Señor de tu Espíritu para que irradie la luz de tu verdad y sean convencidos de abandonar el pecado y se conviertan a ti. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya. A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.” Ezequiel 33:6-8
3. Reflexiona
Dios no quiere la muerte del que no cree, sino que no siga su mal camino, que vuelva a Él (Ezequiel 33:11) y tenga vida eterna en Cristo. Ante las dificultades, muchas personas piensan que el Señor no actúa o se tarda, pero como dice 2 Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
Aunque muchos aún viendo el anuncio de las cosas por venir, acerca de guerras, plagas y otros sucesos (Mateo 24), es decir, las consecuencias del pecado, no se arrepienten sino que siguen su vida como si no pasara nada (Apocalipsis 9:20-21), nuestra responsabilidad como creyentes es anunciar la Palabra de Dios, a tiempo y a destiempo, con toda precisión y sobretodo con amor.
Porque Dios nos ha dado el ministerio de la reconciliación, somos embajadores de Cristo y Él hace su llamado por medio de nosotros: «¡Vuelvan a Dios!». (2 Corintios 5:20)
Al tener la Palabra de Dios, el creyente está en un lugar alto, porque puede ver con los ojos espirituales, lo que ha de venir. Al ver que el enemigo se toma la vida de las personas, que la mentira prevalece en el corazón de nuestro prójimo, que por alejarse de Dios el hombre se hace su propio dios y se autodestruye. Si no anunciamos el mensaje de salvación, somos entonces responsables de la muerte espiritual de las personas, por omisión.
Por lo tanto, no nos quedemos dormidos en este tiempo donde debemos estar como soldado de guardia en la noche, vigilantes, en oración constante, creciendo en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y hablando con toda amabilidad la Palabra de Dios a nuestros vecinos, familiares y amigos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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