Sobrios

Señor, que tu Espíritu despierte cada día más en mi el estar atento a tus palabras e instrucciones, a mantener el juicio, la cordura y vivir en santidad. Amén.

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;”, 1 Pedro 1:13

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”, 2 Timoteo 4:3-5

Las palabras griegas ne·fo (verbo) y ne·fá·li·os (adjetivo) se refieren al hecho de estar libre del efecto de sustancias embriagantes.
Pero específicamente en el Nuevo Testamento, se usa principalmente en sentido figurado. Transmiten la idea de “ser sobrio”, “ser moderado en los hábitos”, “ser vigilante”, “estar alerta” o “mantener el juicio” y tener dominio propio, (enkrateia) usado en 2 Pedro 1:6.

Es un llamado a estar libres de la “embriaguez espiritual”, es decir cuando no escuchamos a Dios, no obedecemos sus razones sino que nuestros sentidos están cautivos, “embriagados” por el pecado, o por alguna otro condición, derivada de no comprender las Escrituras ni el poder de Dios (Mateo 22:29).

No nos descuidemos de orar sinceramente y de estar hoy más que nunca atentos a las escrituras, pues ellas nos mantienen sobrios (1 Pedro 4:7) y verdaderamente nos guían y mantienen en la realidad.

El mundo precisamente ofrece cosas para perder la cordura, deseos temporales que cauterizan la conciencia para no estar vigilantes al llamado de Dios. Mantengámonos sobrios en medio de una generación que claramente busca embriagar sus sentidos para llenar el vacío que tiene por la falta de Cristo en su corazón.