Siete cosas que Dios aborrece

Señor, sé que aborreces lo malo, ayúdame a cuidar mi lengua y mi corazón, a enderezar mis pasos para actuar con amor y respeto con los demás. Que mis manos solo se abran para bendecir y ayudar a otros. Enséñame a hacer el bien. Amén.

“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos”.
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”

Una de las listas más serias de la Palabra de Dios, es la enumeración de las siete cosas que Dios aborrece, comenzando con “los ojos altivos” y concluyendo con “el que siembra discordia entre hermanos”.
Cada una de esas cosas está representada por partes del cuerpo: las manos, la lengua, el corazón, los pies y los labios, con las cuales nos expresamos y nos relacionamos con los demás, son pecados dañinos, porque atentan contra él prójimo. Deberíamos odiar lo que Dios odia y desechar todas estas actitudes y comportamientos que nos alejan de Él y de otros.
Lastimosamente una tendencia humana es hablar sin cuidar la lengua, ni verificar la veracidad de lo que se dice, esto nos hace testigos falsos y nos hace caer en perjurio deliberado dañando a otras personas y peor aún el que siembra discordias, el que siembra conflictos y no paz, el que divide familias y daña la dignidad y la reputación de su prójimo.
Esto generalmente pasa porque nuestro corazón se ha envanecido, y los ojos se han enaltecido, pensando que somos mejores que los demás, despreciándolos. La Palabra de Dios nos invita a ser humildes y a mirar a los demás como si fueran superiores a nosotros mismos, para tratarlos con consideración y respeto.
Recuerda que: “El chisme y el rumor es algo que se vuelve más espeso mientras más se extiende”.