Siempre gozosos

Señor, enséñame a tener contentamiento cualquiera que sea mi situación. En la escasez y en la abundancia y estar siempre agradecido contigo, sabiendo que conoces mis necesidades y las suples de acuerdo a tus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Amén.

«No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad».
«Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación».

El versículo dice que debemos estar contentos en toda situación. Esto significa que los reveces de la vida no deben apagar el gozo del Señor en nosotros, los problemas son parte de la vida y debemos afrontarlos con la mejor actitud. Debemos vivir humildemente con la aspiración de superarnos y de no quedarnos estancados.
Cuando estemos en necesidad recordemos que Dios siempre proveerá para todo y cuando vengan los días de abundancia, seamos agradecidos con Él y proveamos para las necesidades de los que no tienen.
Cuando nos llenamos de orgullo por tener demasiado, de incredulidad por no creer que Dios puede suplir todo lo que nos falta, cuando insistimos en algo que no tenemos y estamos descontentos por las cosas presentes, nos olvidamos del gozo que nos da el Espíritu Santo y nuestra vida se llena de disgusto, nos mantenemos con malgenio y no disfrutamos de las circunstancias favorables.
Oremos al Señor para ser pacientes, para tener esperanza y gozo en medio de las aflicciones. Tener serenidad y paz a pesar de las tormentas. No perdamos el consuelo en Dios y no desconfiemos de su providencia, ni nos desviemos del camino tratando de satisfacer nuestras necesidades.
Igualmente cuando estemos en abundancia no permitamos el orgullo en nuestra vida, ni nos sintamos seguros y mundanos porque las tentaciones de la plenitud y de la prosperidad son más fuertes que las de la aflicción y la necesidad.
Seamos bondadosos con la plena certeza de que la recompensa llegará. Tenemos por medio de Cristo la gracia para hacer lo bueno, hagamos todas las cosas por Él y para su gloria.