Si no lo hago yo... ¿quién lo hará?
2016-09-26
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por la persona que un día me abrió los ojos a tu Palabra y me compartió tu mensaje de salvación. Me dio la oportunidad de salvar mi alma y de colocar todas mis necesidades en ti. Ahora mi viaje por este mundo es seguro y confiado, porque estás a mi lado y porque mis planes y mis sueños están en tus manos, envíame a mí también a predicar el evangelio. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”, Marcos 5:25-34
3. Reflexiona
La mayoría de las personas en el mundo están sin Cristo, esclavizados en el pecado, en sus costumbres, en sus malos hábitos y quizás como esta mujer llevan años tratando de encontrar una salida a sus problemas, han invertido tiempo y dinero en soluciones parciales, pero no han podido. Tratando de llenar su vacío espiritual, corren en dirección a los placeres, las diversiones, algunos se ahogan en el alcohol o los vicios, otros se zambullen en los negocios, se esclavizan del trabajo, atiborrando sus mentes para no pensar en sus faltantes.
La mujer del evangelio oyó hablar de Jesús, y corrió a buscarlo, había ido a tantas partes, que seguro pensó, “no pierdo nada con intentarlo otra vez”. Cuando oímos hablar de Cristo, pueden suceder dos cosas. Uno, empezamos a reconocer nuestra gran necesidad de Dios y la realidad de nuestra vida por estar separados de Él. O dos, podemos ensordecer nuestros oídos y darle la espalda a Dios. Esta mujer cuando oyó hablar de Jesús, se fue a su encuentro. Se dio la oportunidad de resolver no solo su necesidad física, sino su necesidad espiritual.
El evangelio de Cristo es completo, cuando llega a nuestro corazón sana, libera y salva integralmente nuestro ser. El resultado de reconocer nuestra gran necesidad espiritual conlleva a que resolvamos otras necesidades de la vida. Común es que la gente no recurra a Cristo, sino cuando han probado en vano todas las demás “ayudas”. Lastimosamente, la mayoría de estas ayudas no resuelven sino de manera parcial, algunas necesidades, pero la más importante, que es nuestra área espiritual queda insatisfecha.
Para que esta mujer llegara a los pies de Cristo y encontrara el camino correcto, alguien tuvo que haberle hablado de Jesús. A veces queremos ver este mundo transformado, pero: ¿Cómo se transformará si usted y yo, que tenemos la solución, nos callamos? Como creyentes debemos recordar que un alma jamás encontrará reposo, sino a través de Jesús, porque Él es el único que puede curar la enfermedad del pecado.
Dios nos insta, desde el Antiguo Testamento a hablar de su Palabra, a nuestros hijos, en nuestra casa, andando por el camino, al acostarnos, al levantarnos. Esta mujer se apresuró a buscar a Jesús y lo encontró en el camino, porque le hablaron de Él. Este ejemplo nos debe servir, para entender que no hay excusas para hacer el bien, para predicar el evangelio, no solo hacerlo para los nuestros, en nuestra casa, sino por el camino de la vida, para aquellos que quizás no conocemos.
Meditemos en Romanos 10:14: ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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