Ser discípulo para hacer discípulos
2022-08-18
1. Oración inicial
«Padre Dios, que tu Santo Espíritu me lleve a ser un verdadero discípulo y, con su poder, me lleve a ser testigo del amor de Cristo haciendo discípulos para ti. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”, Juan 8:31 RVR1960
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8 RVR1960
3. Reflexiona
Si queremos crecer en nuestra vida espiritual, nosotros los creyentes debemos tener el propósito de enseñar a otros a ser discípulos, pero primero debemos aprender a ser nosotros mismos, discípulos. Para ser un discípulo se necesita conocer a Jesucristo, obedecer su palabra y apoyarse en la guía y poder del Espíritu Santo.
Claramente Jesús nos enseña en Juan 8:31 que, si queremos ser verdaderamente sus discípulos, debemos permanecer en su palabra; es decir, la obediencia es fundamental, pues esta es una cualidad que le permite al creyente experimentar las verdades de Dios en su vida, por lo que, obedecer es posible gracias a la obra de Cristo, porque al creer en Jesús somos hechos nuevas criaturas, creados en Él para buenas obras, y gracias al poder del Espíritu Santo, quien mora en cada creyente, tenemos todo lo necesario para, por amor, obedecer.
Precisamente Hechos 1:8 nos dice que el creyente recibe poder cuando viene sobre él el Espíritu Santo; esto ocurre en el momento de la conversión, cuando por fe se recibe al Señor Jesús como salvador personal. Este poder nos infunde aliento para ser testigos del amor de Cristo; y un testigo es alguien que presencia de primera mano algo, en nuestro caso, el amor del Maestro. El poder del Espíritu Santo nos lleva a ser discípulos de Cristo, pues nos impulsa a caminar junto a Jesús todos los días y eso nos permite conocer íntimamente a Jesús; de esta manera, aprendemos directamente de Él, lo cual nos cambia, pues al ser testigos de su amor, nuestra manera de pensar se renueva, lo que redunda en la transformación de nuestra manera de vivir.
Hoy pidámosle a Dios que, por medio de su Espíritu Santo, recibamos el poder para ser discípulos de Jesús y así luego podamos ser testigos de Él, haciendo discípulos en nuestros hogares, vecindarios y en el mundo entero.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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