Ser como tú, Jesús

Amado Jesús, gracias por revestirnos con la naturaleza tuya; nos has vestido como escogidos de Dios, santos y amados. Te pedimos que vivas en nosotros de modo que puedas moldearnos hacia lo que debemos ser. Sólo así nos podemos renovar plenamente y ser como tú: un vaso de tu amor y llenos del fruto del Espíritu.

«y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.», Colosenses 3:10-17

Cristo nos da el poder para vivir ahora, y nos da esperanza para el futuro: Él vendrá otra vez. Debemos saber vivir como cristianos ahora, a fin de prepararnos para el regreso de Cristo. Por eso debemos dejar morir lo terrenal en nosotros y todo lo que nos lleve al pecado. Todo esto debe ser quitado, así como se podan las ramas enfermas de las plantas. Hacer cada día un riguroso examen, para tomar la decisión de quitar todo aquello que alimente y sostenga los deseos de la carne y empezar a depender absolutamente del poder del Espíritu Santo.
Despojémonos de la vieja naturaleza y revistámonos de la nueva vida en Cristo, controlados por su Santo Espíritu. Ser creyente no es sólo tener buenas intenciones o tratar de tomar decisiones correctas, significa sencillamente tomar el camino correcto y mantenerse en él, esto es un paso sencillo así como el cambiarse de ropa. Manteniendo nuestra conducta acorde con nuestra fe, actuando de forma coherente con lo que Dios nos enseña cada día. Estamos en un programa de educación continua. Cuanto más conocemos de Cristo y de su obra, mayor será el cambio en nuestras vidas para ser semejantes a Él. Este es un proceso que dura toda la vida, por eso no debemos dejar de aprender y obedecer. No hay excusas para quedarnos atrás, sino más bien, una motivación para crecer en Él. Esto sólo requiere de nuestra disposición y de hacer su Palabra práctica en nuestra vida, cumpliendo así su voluntad. Dejemos que el amor de Dios guíe nuestras vidas.