Sé generoso. Segunda Parte
2023-03-15
1. Oración inicial
«Padre, gracias, gracias porque me has dado mucho, mi vida está plena. Gracias porque en ti todo lo poseo y por consiguiente siempre tendré algo para dar con generosidad. Te pido en el nombre de Jesucristo, que me permitas ser sensible a lo que Tú a diario me das para que así mismo yo a otros lo pueda dar, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;” Hechos 3:1-7
3. Reflexiona
En el devocional de ayer decíamos que la generosidad hace parte del ser y no es simplemente un hacer. Afirmación que podemos ejemplificar con el texto bíblico de hoy. La lectura básicamente nos dice que un hombre cojo de nacimiento pedía limosna a la entrada de un templo, de manera que, cuando vio que Pedro y Juan iban a entrar al lugar, les rogaba que le dieran limosna, a lo cual Pedro respondió: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy;” Esto es ser generoso. No se necesita dinero, cosas materiales o grandes obras. Se trata de compartir con los demás aquello que tengo, y de hacerlo todo el tiempo.
Ahora piensa tú, hijo de Dios, ¿qué tienes? ¿Qué has recibido?
Verdaderamente, es mucho, principalmente a Cristo en tu corazón. Y como ya sabes, es de quien todos necesitamos. Así que, disponte cada mañana para escuchar la voz de Dios y sé obediente al mandato que Él nos dejó. En el poder y guía de su Santo Espíritu, comparte el evangelio de Jesús, la buena noticia de salvación.
Por otro lado, sin lugar a dudas, hemos recibido mucha misericordia, mucho amor y mucho perdón, entre otras tantas cosas. Preguntémonos, ¿estoy dando misericordia a aquel que me causó daño? ¿Me estoy sensibilizando ante la dificultad de mi prójimo y estoy orando por él? ¿Estoy ofreciendo perdón a aquel que me ofendió, de la misma manera que Cristo a mí me perdonó?
Hermano, sé generoso. No es difícil, no son grandes obras, no es solo material. Ser generoso es compartir lo que hay en ti, ser generoso es dar de lo que recibí.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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