Santos en un mundo perverso
2020-10-01
1. Oración inicial
«Amado Jesús, gracias por santificarme con tu Verdad, por darme tu gracia y poder para vivir irreprensible en medio de este mundo perverso, por llamarme a ser luz en esta generación seducida por el pecado y poder glorificar tu nombre, creciendo en amor, fe y santidad hasta tu regreso. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Juan 17:15
“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”. Filipenses 2:15
3. Reflexiona
Jesús no oró para que fuésemos quitados del mundo, sino que fuéramos guardados del maligno, Él sabe que la santificación verdadera se da en el campo de batalla, no aislados y metidos en una urna de cristal para alejarnos del pecado y la tentación. Es en el mundo en medio de su oscuridad y desazón donde tenemos que brillar como luminares. Por eso ser santos no es un mero formalismo religioso y devoción externa.
La verdadera santificación no es cumplir con rituales religiosos, no consiste en la intensidad de nuestras emociones en los cultos, sino en la profundidad, entendimiento y conocimiento de la Verdad de Cristo que nos lleva a un genuino cambio interior, a una transformación de nuestra naturaleza humana que se hace evidente para otros.
Muchos se han encerrado en conventos, monasterios y hasta algunos se vuelven ermitaños buscando la santidad, alejados de la realidad del mundo. Pero la verdadera santidad no aísla al creyente de las dificultades y tentaciones, sino que les hace frente y las supera por medio de la gracia de Cristo. 1 Corintios 15:10 dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”.
Dios nos hace un llamado a ser santos desempeñando las obligaciones en el lugar donde nos ha puesto y ser luz en medio de las tinieblas y sal en medio de la corrupción. Ser irreprensibles y sin mancha es el desafío para los hijos de Dios que quieren resplandecer en este mundo torcido y perverso. Dios nos llama por lo tanto a crecer en fe, amor y santidad, siendo testimonio de vida y nos compara con árboles arraigados y cimentados en su Palabra viva, que florecen en cualquier ambiente, no importa la situación estamos llamados a marcar la diferencia. Jeremías 17:8 “Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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