Santidad

Señor Jesús, santifícame en tu verdad, tu palabra es verdad, día a día me vas santificando, ayúdame a apartarme de aquellas cosas que no te agradan a ti y a vivir de una manera plena, libre y consagrada a ti.

» Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros», » Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.», Juan 17:11, 17

La santidad es un estado de separación para Dios, esto quiere decir que somos eternamente apartados para Dios:
– Es una conexión con cristo, siendo el resultado de la obediencia a la palabra de Dios en la vida de cada uno.
– Todos los creyentes entran en este estado cuando son nacidos de Dios.
– En hebreos 10:10 nos habla de nuestra conexión con cristo, en esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo echa una vez para siempre.
Ósea que él se llevó nuestra maldad, pecados y lo sucio de nosotros en la cruz y es ahí donde nos hizo limpios y santos dando su vida en la cruz del calvario por nosotros.
Somos santos según Juan 17:11, por lo tanto, debemos tener en cuenta lo que dice 1 pedro 1:15 “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir …”; implica no hacer lo malo si no mantenernos apartados del mal, implica también, nuestro corazón, lo que pensamos, lo que vemos, oímos, lo que hablamos y como hablamos, con quienes nos relacionamos, los lugares que frecuentamos, aun como nos vestimos (sin irnos al extremo fanático). Santos significa apartados, consagrados a Dios, puesto que lo que hizo fue rescatarnos de nuestra vieja manera de vivir, nos escogió para ser santos, puros, sin mancha para él. Por tanto, Vivo con ellos, pero no hago lo que hacen ellos. Debemos apartarnos de manera completa para que Dios nos lleve a nuevas etapas, si queremos conocer más y ser usados grandemente, más de rodillas tenemos que estar, más humildes, más santos.