Reto de Dios. Parte 2

Padre, guíame a ser obediente como Jesús, a confiar profundamente en tus promesas y comprobar, por medio de la renovación de mi mente, tu voluntad buena, agradable y perfecta. Amén.

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” Efesios 4:13

La invitación de Dios es que seamos como Jesús, imitando su dependencia total al Padre. Él buscaba cada mañana en oración esa intimidad con su Padre y nos enseñó que “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” y “haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”(Efesios 2:6-8), buscaba hacer la voluntad del Padre y terminar la obra que le había encomendado.
Así mismo Dios nos llama a todos al arrepentimiento y a hacernos como niños totalmente dependientes de Él; esto reside en la confianza en sus promesas, ya que debemos estar completamente seguros que lo que Él dice en su Palabra se cumplirá y determinará nuestra vida. Nuestra esperanza se sustenta en lo que Dios dice y no en las circunstancias.
De esta forma, en total dependencia por medio de las promesas que nos ha dado en la escritura, vamos día a día en cada situación, creciendo espiritualmente, porque vamos probando del dulce néctar de su voluntad, cuando en nuestra vida, el conocimiento de Cristo por medio de la Palabra se hace vivo y eficaz, transformando nuestro corazón, nuestro entorno personal y aun el familiar.