Responsables de la creación
2016-02-23
1. Oración inicial
Señor, dame fe como la de un niño, para caminar cerca de ti, quiero que al contemplar tu creación, mi boca se abra para alabarte por tu majestad y grandeza. Que todo lo que respira te alabe mi Señor.Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!»
3. Reflexiona
Cuan pequeños somos los humanos comparados con la grandeza de Dios, manifestada a través de su creación, pues somos minúsculos en relación con la inmensidad del universo, pero somos el objeto de su amor, pues cada día muestra su interés y su cuidado por su más perfecta creación, nosotros.
No solamente somos distintos al resto de lo creado, sino que se nos dio autoridad para señorear sobre la tierra y sobre todo lo que en ella hay. Diseñados para gobernar y cuidar, esto nos hace responsables de ella. ¿Estamos haciendo lo suficiente para cuidar y preservar toda forma de vida que el Creador a puesto a nuestra disposición? La verdad es que no, lastimosamente el ser humano es el que ha contaminado y corrompido la creación divina, y ahora, estamos sufriendo las consecuencias de ese descuido.
Dios nos ha coronado de esplendor, a pesar de nuestra pequeñez. Recordemos que Él es excelso sobre todo, y que la excelencia del poder es de Dios y no del hombre, por eso, debemos servirle y obedecerle, cuidando lo que ha entregado en nuestras manos como fieles administradores.
Cada vez que miremos la naturaleza debemos ser como niños, confiando y alabando a Dios sin reservas, porque: ¡todo lo que respira alabe al Señor¡ Pon tu granito de ayuda para cuidar de este planeta.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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