Resistir
2023-02-27
1. Oración inicial
«Padre, recuerdo las aflicciones de Cristo y sé que fueron para que ahora yo pudiera disfrutar de tu presencia en mí, para ser salvado del mundo, de la carne y de Satanás; enséñame a resistir como Jesús lo hizo, viviendo para anunciar tu Palabra y para mostrar tu gran amor por medio de mis acciones. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” 2 Timoteo 4:5
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” Romanos 8:18
3. Reflexiona
Hablar de aflicciones no parece algo muy interesante, sobre todo hoy en día donde proliferan falsas doctrinas, que mal enseñan a vivir la vida cristiana hacia la prosperidad material como prioridad.
La aflicción bíblica es una aflicción con propósito y se da en dos aspectos que debemos tener en cuenta:
El primero, es la aflicción por causa de predicar a Cristo, pues estamos llamados a proclamar conforme a las instrucciones que Pablo, por el Espíritu, daba a Timoteo; es decir, con insistencia, confrontando, corrigiendo, con argumentos bíblicos, sacando a la luz la verdad y exponiendo la mentira; desde luego con toda paciencia y doctrina. Sin embargo, muchos se resistirán al mensaje, “tendrán comezón de oír”, es decir, quieren escuchar lo que les conviene pero no lo que les confronta y por esta causa nos atacan, nos rechazan, nos bloquean o lanzan vituperios.
La segunda forma de aflicción es la que experimentamos en la lucha a muerte contra la naturaleza pecaminosa, contra el pecado que nos asedia; y que tenemos una lucha para aceptar lo que somos en Cristo y despojarnos del viejo hombre, pues muchas veces se nos olvida quiénes somos y la victoria que ya tenemos para que el pecado no tenga ningún poder en nosotros. Muchos, entonces, en esta lucha se dejan llevar por la condenación y viven derrotados; otros sufrimos la bienaventurada disciplina del Señor para alcanzar una madurez que nos lleve a obtener fruto apacible de justicia (Hebreos 12:1, 10-11).
Si por causa de predicar a Cristo sufrimos aflicción, estamos llamados a resistir, a seguir adelante cumpliendo la misión, peleando la buena batalla de la fe.
Y si experimentamos aflicción por causa de la lucha contra el pecado, el Espíritu Santo es la clave para vivir de victoria en victoria. No importa cuántas luchas tengamos, lo importante es que tengamos la certeza de que las enfrentamos con la ayuda del Espíritu Santo, bajo la promesa que nos hizo el Señor: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33b).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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