Regresemos a los principios bíblicos
2015-08-25
1. Oración inicial
Amado Dios, ayúdame a doblegar delante de ti mi carnalidad, el desobedecerte trae consecuencias adversas. Y quiero vivir en santidad, en rectitud, volver a los principios establecidos en tu Palabra. Que tu Santo espíritu fortalezca mis debilidades. Gracias Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo”
3. Reflexiona
¿Cómo responde la iglesia frente a la inmoralidad? ¿Qué hacemos para confrontar las relaciones ilícitas entre creyentes? ¿Cómo podemos restaurar las normas sexuales cristianas?
En el AT cuando algún hombre hallare a una joven virgen que no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren descubiertos; entonces el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir en todos sus días. (Deuteronomio 22:28-30).
Indiscutiblemente, no estamos bajo la Ley de Moisés. No obstante, este texto demuestra que en Israel uno no podía acostarse con una virgen soltera sin consecuencias.
En Cantar de los cantares vemos que Salomón, en su luna de miel, hace referencia a la virginidad de su nueva esposa, la Sulamita, en términos poéticos comparándola a un jardín cerrado y fuente sellada: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada.” Después ella lo invita a consumar su matrimonio con estas palabras: “Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur; haced que mi huerto exhale fragancia, que se esparzan sus aromas. Entre mi amado en su huerto y coma sus mejores frutas”.
Más allá de la luna de miel, Pablo da instrucciones concisas para los ya casados: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).
Las instrucciones de Pablo, dan por sentado que el matrimonio representa la solución para el soltero que no puede esperar más para tener conocimiento carnal y dice: “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando” (1 Cor 7:7-9).
Así, la Biblia claramente afirma paciencia y control para los no casados y fidelidad para los casados. Claramente enseña que no debemos participar en relaciones sexuales hasta que nos casemos. Pero, ¿qué ocurre con aquellos que deciden desobedecer? Tenemos que tomar consciencia de las consecuencias de la inmoralidad, y consecuencias más allá lo que podemos imaginarnos.
Puede ser que el pecado sexual esté ocurriendo en su iglesia o su vida personal. Si así es, hay que regresar a los principios bíblicos, tomar consciencia de las consecuencias, y lidiar con la situación tal como las Escrituras mandan.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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