¿Reconocen que estás con Jesús?
2018-06-20
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, quiero andar como es digno del llamamiento al que fui llamado, por eso, quiero negarme a mí mismo y permitir que tu crezcas cada día en mi interior. Forma tu carácter santo para pensar, hablar y comportarme conforme a tu voluntad y marcar la diferencia en este mundo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”, Hechos 4:13
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”, Efesios 4:13
“Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, Efesios 4:20-24
3. Reflexiona
¿Actúas de forma que otros puedan decir que has estado con Jesús? Nuestra manera de hablar, pensar y comportarnos delata quienes somos, de ahí el proverbio que dice: “dime con quién andas y te diré quién eres”. Jesús es el único que puede transformarnos completamente hasta formar totalmente en nosotros su carácter santo, de manera que seamos perfeccionados y lleguemos a la madurez hasta la medida de la plenitud de Cristo.
Estar con Cristo nos hace santos, celestiales, espirituales y nos coloca por encima de lo terrenal, de nuestros defectos, carencias y debilidades humanas. Por eso, personas comunes y corrientes como Pedro y Juan fueron transformadas en grandes líderes y evangelistas de la iglesia primitiva, moldeados por el poder del Espíritu Santo.
El Sanedrín consideraba a Pedro y a Juan como “hombres sin letras y del vulgo”. Los menospreciaron. A menudo es difícil a las personas sencillas enfrentarse con los que presumen ser más intelectuales y superiores que ellos, en todos los aspectos. Pero los que hemos recibido a Cristo en nuestro corazón, se nos ha dado una dignidad que no la otorga ninguna universidad ni se puede comprar en ningún mercado.
Cuando tenemos un genuino temor de Dios nada nos puede intimidar, ni el rechazo, ni las amenazas, ni la crítica. Nuestra base más sólida para defendernos es nuestra experiencia personal con Jesucristo. El mensaje que hemos recibido no nos ha llegado de oídas sino que ha sido una vivencia en nuestro caminar con Él. Cada día aprendemos más de su Palabra y el Espíritu Santo regenera nuestro interior con su poder.
Nuestra intimidad con Dios determinará el impacto de nuestras vidas sobre otras personas. Marquemos la diferencia en nuestra manera de pensar, hablar y conducirnos. Recordemos que aunque estamos en el mundo no somos de este mundo.
Cristo logrará por su gracia nuestra madurez completa, llegaremos “al estado de hombre perfecto” si estamos siempre a su lado, si le permitimos crecer en nosotros hasta que Él vuelva.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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