Que yo mengüe
2016-02-20
1. Oración inicial
Gracias Amado Jesús por estar en mi corazón, quiero cederte el trono de mi vida para vivir de acuerdo a tu voluntad, esto significa que tengo que dejar muchas cosas para poder menguar y permitir que tu crezcas en mí. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe».
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí».
3. Reflexiona
Como Juan todo creyente que ha recibido a Cristo en su corazón está llamado a humillarse y exaltar a Jesús. Puede esta respuesta de Juan: “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe”, parecer incomprensible en el mundo actual donde todos quieren sobresalir, donde nadie quiere estar por debajo de otro. La palabra menguar significa disminuir, venir a menos.
Jesús está demandando que lo atesoremos por encima de todos y de todo. Demanda que le amemos más que a todos, que le sigamos, que confiemos, que le disfrutemos, que le obedezcamos primeramente a Él. Porque cuando Jesús crece, crece el gozo. Cuando Jesús a través de los creyentes se vuelve mayor en el mundo, crece su amor, su paz, su bondad y su misericordia.
Cuando empezamos a caminar en el Señor, nosotros podemos advertir estas palabras de Juan en nuestra propia vida, cuando le cedemos el total control a Jesús. Cuando le decimos hasta aquí maneje mi vida ahora te toca a ti. Si yo quiero que Jesús esté en mi vida y esté en toda su plenitud y poder, tengo que menguar para que Él pueda crecer. Menguar a la pasada vida que yo llevaba. Ya no más mis deseos sino los de Él, ya no más mis pensamientos sino los de Él, ya no más mis planes sino los de Él, que son mejores y perfectos.
No es fácil para nuestro ego. Jesucristo va a tomar el lugar que yo le dé. Nuestro anhelo es que Él ocupe el primer lugar en nuestro corazón. Si le damos todo el corazón, Él lo va a tomar. Si sólo le damos una parte, el no irrumpe en nuestra vida, pero sabe, que si tan sólo le damos un rinconcito de nuestro corazón, vamos a seguir haciendo lo mismo, manejando nuestra vida a nuestro antojo, con el riego de fracasar.
Todo depende de nosotros o le damos todo a Jesús o no le damos nada. Recordemos que debemos vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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